—mi pequeña sultana — dijo la joven mientras sostenía a su bebé—te juro por mi dios que te protejere de todoLos otros bebés al ver la falta de atención por parte de su madre empezaron aoverse enojados
—los príncipes son muy inquietos mi sultana—dijo su amiga
La mujer pensó en silencio
Sabía que está paz no duraría mucho pues sabía que el enemigo principal era hurrem
De pronto una idea vino a su mente
Miro a sus hijos y sonrió
Dejo a su pequeña hija en brazos de su amiga
Y corrió por el pasillo
Se dirigió a los aposentos del sultán
Una vez afuera se anuncio
El sultan del mundo levantó su cara y sonrió al verla
—handan que te trae por aquí—
Ella sonrió y se acercó a el
—quisiera pedirle algo—
El asintió en respuesta
—quisiera dar unos pequeños refrigerios a los jenizaros de mi párate, se que han trabajado mucho—
El sultan sonrió
—mi amada mujer de cabellos negros —dijo mientras la tomaba del rostro—si tus intenciones son buenas entonces hazlo
La joven sonrió
la sultana hurrem miraba a su hija— mi quería hija dime qué te aflige tu rostro no se ve nada bien — la miro detenidamente notando el rostro perturbado de su joven hija
— fui a ver a mi nuevos hermanos —
Suspiro al ver la cara de su madreHurrem al oír el tema miro a un lado tratando de ocultar la mueca que estaría por venir pero fue inútil pues era más que evidente que no le agradaba esa mujer ni sus hijos
— madre si tuviste algo que ver mi padre se enojara — ella sabia lo peligroso que era cuando su padre se enojaba y por ende los impulsos que el tenía
Hurrem la miro rápidamente con enojo en su rostro
Desde cuándo su hija desconfiaba de ella y des cuando le hablaba con tanta insolencia
— escúchame bien Mariam, la próxima vez que me vuelvas a decir algo como eso no dudaré en castigarte — no podía permitir que su hija quisiera pasar sus límites
— pero yo — quiso opinar la joven pero fue en vano
La palabra se cortó
— desde cuando hablas con tanta confianza, recuerda que soy tu madre y que si yo quiero destruiré a esa mujer —
— perdón madre — bajo la cabeza sabiendo que la discusión terminaría mal si no lo dejaba
— !sumbul ¡ — sabía que tenía que actuar rápido si no quería que se le saliera de sus manos
El pobre sirviente entro corriendo
— sultana —dijo el asiendo reverencia
— quiero que me escuches..... —
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EN EL TIEMPO
RandomUna joven reencarna en la época de Suleiman el magnífico como una concubina de Inglaterra, tratando de alejarse lo más posible de el palacio