Una Ventana Abierta al Sol Parte 11

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Podemos hablar de ese largo tema de Neil, pero voy a resumir lo que me dijo mi tío, ya que sería demasiado largo para esta sola historia. Parece ser que Candy lo ayudó en un momento en que era la víctima de unos ladronzuelos en Chicago, y desde entonces, pareció haberse inclinado hacia sus encantos, innegables, casi igual que cada uno de nosotros. Después de ese episodio, comenzó a perseguirla, a buscarla y cuando se dio cuenta de que vivía con un hombre, con el tío, no le importó. Pero sí, comenzó a considerarlo un rival al nivel de que quiso forzarla para que estuviera con él, aún viviendo con su amigo. A él no le importaba para nada esa convivencia, si ellos habían intimado de otras formas. El tío me dice que no, que sólo eran compañeros de cuarto, nada más.

"Soy hombre, y Candy es muy guapa. Tuve que hacer esfuerzos supremos para resistir. Y más aún, porque ella afirmaba que me amaba, pero yo sencillamente pensé que se dejaba llevar por sus miedos. No, no quería un amor a medias, y más con todo lo que he vivido desde niño. Quería su amor completo, incondicional, entregado, y no pensaba que lo tuviera".

La realidad es que sí, lo tenía, y desde mucho antes de lo que ninguno de ellos dos pudo reconocerlo. El corazón de Candy siempre fue de Albert. Todos, de algún modo, nos habíamos dado cuenta, aunque quizás Annie tenía la fe de que ella se quedara con Terry. Probablemente fuera una duda momentánea de su parte, porque lo de Terry fue tan fuerte, fue una poderosa ilusión, que distrajo a Candy de todo lo demás. Además, no dudo que ella sintiera cierto grado de miedo de perder a Archi, y siempre sintiera celos de Candy. Quizás indirectamente lo que quiso siempre fue alejar a Candy de Archi. Y quizás Archi guarda ese recuerdo de lo que sintió al principio por Candy, igual que yo. Sí, es doloroso a veces, pero es de las cosas que sólo Dios entiende, aunque la verdad es que es un recuerdo, bello, pero recuerdo al fin, y hay gente, como Annie, que viven en el presente, y no reconocen el valor de un recuerdo. Lo toman como algo perenne y duradero. Quizás todavía, en el fondo, aún sienta esos celos por su amiga.

Pienso a veces que la atracción de todos se debió a que Candy no era igual que las otras chicas. Ella nunca pensó en lo que se esperaba de ella. De algún modo, disfrutaba de las libertades que nunca disfrutamos ninguno de nosotros, ni siendo varones. Parece que la crianza que recibió del Hogar fue pura, porque ella parecía no creer en los convencionalismos sociales. Bueno, de la sociedad completa, porque hasta la gente que puede considerarse como pobre sigue un código social muy arraigado, algo que a Candy no se le dio nunca. Y ahora, que es una gran dama (aunque siempre lo fue de algún modo), no hay nadie que la confunda con una rica vanidosa como a veces Annie o la misma Eliza antes de su transformación. El día anterior se había probado como toda una Ardlay, pero también como la Candy de siempre, cuando puso en su lugar a esa señora altanera del hostal. Eso mismo también se nos hizo obvio cuando abandonó el colegio para perseguir a Terry, cuando se mudó a vivir sola con Albert y hasta cuando también se fue detrás suyo cuando abandonó el Magnolia. Candy nunca tuvo filtros. Ella era y es lo que todos vemos, y no hay nada más, joven, niña o mujer. Por eso no es difícil enamorarse de ella. Incluso para un patán como Neil, eso era lo que se esperaba que ocurriera. Tomó tiempo, y una situación inesperada, para despertar en él esa misma atracción que nosotros también sentimos, para que cayera en sus redes.

Me cuenta el tío que tuvo que contratar agentes cuando se fue del departamento para que la cuidaran. Neil incluso trató de secuestrarla y llevársela a la villa de los Leagan en las afueras de Chicago. Supuestamente le dijo que Terry estaba allí, y ella aparentemente para asegurarse de que él retomara el buen camino, que regresara con Susanna y con la Compañía Stratford. Lo último que se le ocurrió, meses después de que abandonara el Magnolia por causa de los vecinos chismosos, que comenzaron a amenazarla por los movimientos extraños del tío, fue eso de que se quería comprometer con Candy bajo amenaza de que se enlistaría, como yo, y se iría como soldado. A la tía Elroy por poco le da el soponcio, y por eso se negaba a perder otro miembro joven de la familia por la guerra. Pero como Albert mismo le afirmó a ella, Neil era demasiado cobarde para tal cosa cuando todo se supo. Es que todo era simplemente una manipulación de niño mimado, para lograr que Candy no pudiera negarse a ser suya. Eso era todo. No había nada más detrás de sus pataletas, sí, porque eso mismo era: una pataleta de niño mimado, al que siempre le dieron todo, y que no estaba acostumbrado a que le dijeran que no a lo que quería.

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