Confió en usted, Heichō...
Era el primer pensamiento que tenía antes de levantarse y el último pensamiento que tenía antes de acostarse, eran las palabras que eran su razón de ser todos los días. La vida no es sencilla cuando perteneces a los milita...
—¿Tan temprano con labores de limpieza? - preguntó Eren alegre viendo como Kuchel limpiaba el piso con mucho esfuerzo, y Levi la mesa sin expresión alguna en el rostro.
Eren notó que tanto la mesa como el piso estaban limpios y aun así tallaban y limpiaban con distintos líquidos, Kuchel no tenía ánimos para mucho solo se concentraba en su labor de limpiar ya que sentía que se le saldría la verdad de los labios o lloraría evidenciando lo de anoche.
Al quedarse solos el capitán le dio un pequeño golpe a Kuchel en la cabeza
—Todo es tu culpa - mencionó irritado.
—Pero yo...- trató de excusarse.
El resto bajo a desayunar dejando pendiente la conversación, pero eso sería después de bastante tiempo o puede que jamás conociendo las persistente negativa del hombre, dejándola con una frustración enorme.
Hange apareció lista para llevarse a Eren y experimentar.
Levi ordenó a todos prepararse para estar alertas en caso de tener que huir, pero Kuchel se sentía completamente ida, pensando en las cosas que estaban pasando y en lo que ha pasado con el capitán durante todo ese tiempo, como siempre han sido las cosas y que ahora le afectan.
...
El cuerpo de Eren se veía realmente dañado. Esto no va bien, no esta dando resultados... No los esperados. Al ver que no podía endurecer, Hange decidió hacer otras pruebas.
Lo hizo hablar, no pudo. Pararse en un pie, lo logró. Construyó una casa con barrotes y cuerdas. Incluso pudo escribir, lástima que fuera " no puedo hacer el endurecimiento " y "Mi padre fue..." "por mi".*
La segunda transformación, fue desastrosa, incluso se comió la casa que hizo.
Y esta es la tercera, donde lo único que paso fue que no se transformó bien y colapsó.
— ¡Eren levántate! - grito Hange.
—Esta vez es distinto, cuatro ojos - hablo el capitán cruzado de brazos, Kuchel estaba a su lado, observando en silencio - Esta vez no mide ni diez metros, además, desde aquí puedo ver su culo.
Mikasa sin pensarlo dos veces fue a ayudarlo.
— Esa chica otra vez actuando por su cuenta, ¿deberíamos disciplinarla?- se quejó Levi viendo como Mikasa corría hasta Eren. Kuchel se estremeció un poco ante esa mención imaginándose cosas que no eran, pero aún así se sentía mal y le enojaba la sola idea de que el capitán estuviera a solas con otra mujer, estaba siendo celosa con alguien que no era suyo en ningún aspecto.
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— Historia, siéntate con Eren - Ordenó Levi.
— Sí - contestó la rubia algo deprimida. Y se dirigió a la carreta donde sería trasportado Eren sin chistar.
Levi la vio con lástima y volvió a lo suyo. Kuchel veía preocupada hacia la carreta donde estaba Eren. Levi que estaba a su lado noto eso.
