___________________________________ 3 de mayo de 2015
Lo único que se escuchaba en ese lugar, era el ruido de teléfonos y papeles siendo removidos para todos lados. Los oficiales hablaban entre ellos en voz baja, haciendo que un barullo molesto le ocasionara dolor de cabeza. Sentía la presencia de su padre al lado suyo, pero, por más que él le hablaba de cualquier cosa para distraerla, ella no podía lograr seguir el hilo de la conversación. Estaba muy nerviosa. Esa mañana había faltado al colegio porque la habían citado para declarar sobre lo que había vivido en el Club el sábado pasado, y ella se había mantenido en silencio desde entonces. Ni siquiera Mateo, que siempre la sacaba de sus casillas, pudo hacerla hablar.Comenzó a morderse los labios y a mover su pie de arriba a abajo, haciéndolo repiquetear contra el suelo. Un suspiro salió de su boca cuando notó la puerta de la oficina del comisario siendo abierta, e inmediatamente supo que la iban a llamar a ella, porque a los demás ya los habían interrogado hace rato. Estuvo esperando desde las nueve de la mañana, y, aunque eso le causó mal humor, la verdad era que ahora agradecía haber esperado tanto tiempo, ya que había podido, más o menos, aclarar sus ideas y prepararse frases de lo que podía decir.
-Cernan, Luna. -la llamó Ignacio Pérez, el hermano menor de Alejandro y novio temporal de Débora. Su padre se levantó primero, dándole unas palmaditas en el hombro y un beso en la cabeza, en cuanto ella también se puso de pie.
-Te estaré esperando aquí. -le aseguró, con una sonrisa que buscaba tranquilizarla. Luna asintió, y, tomando una bocanada de aire para calmar sus nervios, se dirigió hacia la oficina del comisario.
Ignacio le sonrió un poco, aunque se notaba que sólo lo había hecho por cortesía. Tenía ojeras bajo los ojos, y Luna se apiadó de él. Seguramente había estado interrogando a gente desde hacía tres días sin parar, y no quería ni imaginarse el cansancio que le ocasionaba eso. Tratando de que no se diera cuenta de su pequeño análisis, alejó la vista de él, para posarla dentro de la habitación.
Lo primero que vio, fue un gran ventanal que estaba con los vidrios cerrados, ya que afuera lloviznaba un poco. Su mirada se dirigió a los archiveros que estaban a cada lado, repleto de papeles, y, por último, posó su vista en el escritorio de madera que estaba frente al ventanal. Detrás de él, estaba sentado un hombre de avanzada edad, sosteniendo sus anteojos cuadrados mientras leía unos documentos. Cuando levantó la vista, y clavó sus ojos celestes en ella, Luna quiso irse corriendo.
-Buenos días, Señorita Cernan. -la saludó cortésmente. Ella asintió, y se quedó allí parada, escuchando como Ignacio cerraba la puerta. -Por favor, tome asiento al lado del Señor Stabla.
Sólo allí notó la presencia de una tercera persona en el lugar. Giró la cabeza unos centímetros, y vio que Emanuel estaba sentado en un pequeño sofá, contra una de las paredes. La observaba con una pizca de sorpresa, que se evaporó en cuanto ella comenzó a caminar, sentándose en el sofá que estaba pegado al suyo.
-Es la última, ¿no? -le preguntó el comisario a Ignacio. Dejó los papeles que tenía en manos a un lado, para luego tomar una carpeta negra.
-Los demás ya fueron interrogados por Alejandro.
-¿Te dio las declaraciones?
-Sánchez las está imprimiendo.
Simón Pérez asintió, conforme con la respuesta, y abrió la carpeta negra. Luna no pudo notar lo que tenía dentro, pero supo que era importante, ya que el comisario pasaba cada hoja con una delicadeza casi perfecta, como si temiera que cualquiera de esos papeles fuera a romperse en un movimiento brusco. Se quedó mirando sus acciones, mientras notaba la mirada de Emanuel sobre su perfil, pero ella no quería observarlo.
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El Pueblo Perdido #1
FantasyAquel pueblo no era común y corriente, de eso estaba segura. Sino, ¿por qué nadie quería contarle sobre su pasado? ¿Por qué la gente se esmeraba tanto en ocultar algo que saldría a la luz de una manera u otra? Luna Cernan comienza su cuarto año de s...