25 de diciembre 2022
—Max... —susurro contra su pecho y él suspira, sus labios rozan mi coronilla.
—¿Sí?
—Te extraño —admito por lo bajo, pero él me escucha por lo cerca que estamos, su mano ahueca mi cabeza antes de inclinarla hacia atrás para que lo mire, siento mis mejillas calentarse ante su mirada permanente sobre mis ojos.
—Estoy aquí, Chloe.
—Ahora sí, pero nunca estás, es raro irme a dormir sola, ir sola con mis padres los domingos, yo... quiero a mi mejor amigo otra vez.
—Probablemente no puedo ser ese mismo chico, pero soy tu esposo, voy a hacer y ser todo lo que te haga feliz —Inclina su rostro y sus labios presionan un beso sobre mi frente que hace que mi pecho se sienta cálido y lleno de algo agradable—. Y sé que ya arruiné la navidad, pero todavía podemos ir de vacaciones, podemos pasar año nuevo donde quieras... —Entreabro los labios mirándolo atentamente, levanta una de sus manos deslizando su pulgar bajo mi barbilla acariciando mi piel.
—¿Por qué?
—No quiero arruinar más cosas para ti, Chloe, no quiero ser el culpable de que te conviertas en alguien amargada y cruel porque no te hice feliz.
—¿Soy amargada y cruel? —reviro entrecerrando los ojos.
—No todavía, sigues en la fase de triste y confundida, en camino a lo anterior —Sus labios se curvan en una pequeña sonrisa divertida y yo palmeo su hombro percatándome por completo de nuestra cercanía.
A excepción de nuestra boda y los bailes en ella, no puedo recordar un día que estuviera así de cerca antes de hoy. Sin embargo, no se siente extraño.
Estamos casados, incluso si antes de nuestro compromiso no tuvimos nada parecido a un romance y no podía verlo como algo más que mi amigo, desde nuestro matrimonio soy consciente del hombre que es.
Creció para ser uno de los hombres más atractivos de su familia, no una belleza fuera de este mundo, pero definitivamente resulta atractivo para mí. Se levanta cada día a las cinco de la mañana, hace ejercicio por una hora y media y luego se prepara para ir a trabajar, así que su cuerpo tampoco es la excepción.
Normalmente compartimos el desayuno al menos tres veces a la semana, los otros días decido no levantarme tan temprano porque tampoco es que haga algo desde esa hora a excepción de acompañarlo antes de irse.
—¿Vamos a ir de vacaciones? —cuestiono por lo bajo deslizando mis palmas hacia sus hombros, su pulgar se arrastra hacia mi pómulo antes de inclinar su rostro para besar mi mejilla esta vez.
—Iremos a donde quieras, mi vida —Las mariposas se hacen presentes en mi estomago ante esa forma de llamarme y termino rodeando su cuello con mis brazos, presionando mi mejilla en su pecho nuevamente.
ESTÁS LEYENDO
El muérdago que nos unió ✓
Romance🎄 | Un matrimonio dificil, un desastre en navidad y una solución... el muérdago que nos unió. *** Especial navidad 2023. Carlie Leblanc