~ Amante del enemigo. ~

Capítulo tres.

Historia familiar.

La familia Luthor había sido la eterna rival de la familia Zor-El durante años. Todo comenzó en la universidad cuando Lionel y Zor-El se conocieron. Ambos eran hombres muy similares en sus pensamientos y decisiones radicales, por lo que no fue sorpresa que se llevaran bien. Durante varios meses, compartieron su tiempo juntos hasta que en el verano, ambos conocieron a dos mujeres que cambiaron su mundo y su relación de amistad. Zor-El conoció a Lillian, una joven que estudiaba medicina, mientras que Lionel conoció a Alura, que estudiaba arte. Al principio, no había problemas, ya que ambos parecían estar muy felices con sus nuevas novias, con las que parecía que tenían un futuro muy prometedor. Sin embargo, todo lo que comenzó tan rápido terminó el día que finalizó el verano. Zor-El no había confiado en Lillian para revelarle su verdadera identidad y cuando ella lo descubrió, no se lo perdonó. Fue de inmediato a hablar con su mejor amigo Lionel. Lionel tampoco sabía el secreto que Zor-El guardaba, pero el hecho de que Zor-El no confiara en él fue suficiente para que su relación terminara. Ese día, Zor-El no solo perdió a la chica de la que se había enamorado, sino también a su mejor amigo. Aunque lo lamentaba, no podía hacer más. No pediría disculpas por no sentirse seguro para hablar. Alura sí lo entendió y comprendió, y su acercamiento hacia él fue la gota que colmó el vaso en su relación con Lionel. Tanta cercanía causó celos y rabia, y Lionel terminó acusando a Zor-El de haberse quedado con la mujer que amaba en venganza. Por eso, decidió casarse con Lillian después de terminar la universidad para darle una probada de su propia medicina.

Lillian y Alura, a pesar de ser mujeres fuertes e independientes, también sufrieron en sus respectivos matrimonios con Zor-El y Lionel.

Lillian, casada con Lionel, se encontró atrapada en un matrimonio que carecía de la pasión y el amor que ella anhelaba. Lionel, aún resentido por la pérdida de Alura, no podía darle a Lillian el amor que ella merecía. Aunque Lillian intentó hacer que el matrimonio funcionara, la frialdad y la distancia de Lionel la dejaron sintiéndose sola y no amada. A pesar de todo, Lillian se mantuvo fuerte, dedicándose a su carrera en medicina y criando a su hijo con amor y dedicación.

Por otro lado, Alura, casada con Zor-El, también luchó con su matrimonio. Aunque Zor-El era un hombre amable y considerado, la culpa y el remordimiento que sentía por su ruptura con Lionel afectaban su relación con Alura. Alura, a pesar de entender y apoyar a Zor-El, a menudo se sentía ignorada y subestimada. Sin embargo, Alura nunca dejó que esto la derribara. Se dedicó a su arte y a criar a su hijo, inculcando los valores de amor y comprensión.

Ambas mujeres, a pesar de las dificultades de sus matrimonios, se mantuvieron fuertes y dedicadas a sus familias. Aunque sus matrimonios no fueron felices, Lillian y Alura nunca dejaron que esto las definiera. En cambio, encontraron fuerza en sí mismas y en su amor por sus hijos, demostrando que incluso en las circunstancias más difíciles, uno puede encontrar la fuerza para seguir adelante.

La decisión de Lionel de casarse con Lillian resultó ser un error. Aunque al principio parecía que todo iba bien, con el tiempo, la felicidad inicial se desvaneció. Lionel se dio cuenta de que su amor por Lillian no era tan profundo como pensaba. A pesar de sus esfuerzos por hacer que el matrimonio funcionara, la relación se volvió cada vez más tensa y distante. Lillian era una mujer maravillosa, pero Lionel no podía evitar sentir que algo faltaba. En su corazón, sabía que había tomado la decisión equivocada.

Por otro lado, Zor-El tampoco encontró la felicidad en su matrimonio con Alura. Aunque Alura había sido comprensiva y apoyaba a Zor-El, la relación no era lo que él esperaba. Zor-El se sentía culpable por la tensión entre él y Lionel, y eso afectaba su relación con Alura. Además, a pesar de que Alura era una mujer increíble, Zor-El no podía evitar compararla con Lillian. En su corazón, sabía que había cometido un error.