Capitulo catorce.

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El sol se alzaba majestuosamente en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos dorados y rosados mientras Lena y Kara caminaban de la mano por la suave arena de la playa. El sonido de las olas rompiendo suavemente en la orilla creaba una melodía relajante, que se mezclaba con las risas y los juegos de sus hijos.

Sus pequeños tesoros, niños felices gracias a su amor y perseverancia, corrían y saltaban por la playa, disfrutando de la libertad y la alegría que solo la infancia puede ofrecer. Lena y Kara no podían evitar sonreír al verlos, sus corazones rebosantes de felicidad y gratitud por tenerlos en sus vidas.

Mientras los niños construían castillos de arena y perseguían las olas, Lena y Kara se sentaron en una manta extendida en la arena, compartiendo miradas cómplices y susurros llenos de amor. Recordaron los desafíos que habían enfrentado juntas, las pruebas que habían superado y cómo, a pesar de todo, su amor había prevalecido.

Había momentos oscuros en su pasado, momentos en los que parecía que el mundo se derrumbaba a su alrededor. Pero juntas, habían encontrado la fuerza para enfrentar cada obstáculo y salir más fuertes al otro lado. Ahora, en este hermoso día de vacaciones, podían finalmente respirar tranquilas y disfrutar de la paz que habían construido.

El amor entre Lena y Kara era palpable, irradiaba en cada gesto y cada palabra que compartían. Era un amor que había superado todas las barreras, todas las dudas y todas las adversidades. Era un amor que había crecido y se había fortalecido con el tiempo, convirtiéndose en el cimiento de su familia.

En ese hermoso día en la playa, Lena también sentía un amor especial por su sobrino, quien se unía a la familia en estas vacaciones. Aunque no era su hijo biológico, lo amaba como si fuera fruto de su propio amor con Kara. Juntos, Lena y Kara habían construido un vínculo fuerte y amoroso con su sobrino, brindándole todo el cariño y la protección que merecía.

El pequeño se había convertido en una parte integral de su familia, un lazo que fortalecía aún más su unión. Lena disfrutaba de los momentos en los que podía abrazarlo, jugar con él en la playa y verlo reír con alegría. Para ella, el amor no conocía límites ni barreras, y su sobrino era una prueba viva de ello.

Mientras el sol se ocultaba lentamente en el horizonte, Lena y Kara se abrazaron, sintiendo la calidez y la seguridad del otro. Sabían que el camino no siempre sería fácil, que habría más desafíos por delante, pero estaban listas para enfrentarlos juntas, con valentía y amor inquebrantable.

Y así, en esa escena bonita, romántica y familiar, Lena y Kara encontraron la felicidad que tanto anhelaban. En la playa, rodeadas de risas infantiles y el suave susurro del mar, se dieron cuenta de que el amor siempre prevalece, que es capaz de sanar heridas y construir un futuro lleno de esperanza y alegría.

 En la playa, rodeadas de risas infantiles y el suave susurro del mar, se dieron cuenta de que el amor siempre prevalece, que es capaz de sanar heridas y construir un futuro lleno de esperanza y alegría

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Fin.

~ Amante del enemigo. ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora