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19 de Marzo del 2020.
Reino Unido, Londres Inglaterra.

—Ugh...— Tallo mis ojos irritada, comenzando a despertar ante el sonido de la alarma. —Mi cabeza...—

—Lo siento.— El pelinegro apaga la alarma rápidamente.

Siento un escalofrío cuando Levi quita la sábana de encima por un momento para levantarse, tengo frío, sueño, hambre y dolor de cabeza, cuatro cosas que no funcionan cuando alguien sale de viaje. Cubro mi rostro bajo la almohada impidiendo que la luz se filtre, por unos segundos se me olvida que es mi primera vez en Londres y en vez de quedarme aquí, debería salir a pasear.

—Mía.— Escucho que Levi me llama.

—Hmm.— Gruño bajo la almohada.

—Alístate, saldremos a desayunar.— No respondo. —Lleva zapatos cómodos porque estaremos todo el día afuera y caminaremos mucho.—

—Mmjm...—

Escucho sus pisadas alejarse hasta que sale de la habitación, cerrando la puerta. Me relajo nuevamente tratando de ignorar el dolor de cabeza, o mejor dicho, intentando evadir los recuerdos vergonzosos de ayer. Maldita sea, hubiera bebido más para no acordarme de nada. No sé como veré a Levi a la cara después de lo que hice, ¿sentarme en su regazo? ¿insinuarle que quiero besarlo? ¿preguntarle si hará algo conmigo estando sobría? ¿¡en qué carajos pensaba!?. Maldito vino, maldito el día en que probé el vino, maldita la fecha en que inventaron el vino.

Doy vueltas sobre la cama muriendo de la vergüenza, ¿ahora qué imagen tendrá de mí?. No quiero que este viaje sea incómodo, vinimos por L.U.C y eso es lo único que debe importarme ahora, ¿no?. Además distraer a Levi de su objetivo inicial podría ser problemático, no quiero ser una piedra en su camino. Pero es que ayer, dios, cuando me cargó hasta la habitación casi me vuelvo loca. Si sólo me considerara una amiga no haría eso—supongo—,yo no dejaría que un simple amigo me tocara así. Siento mi rostro caliente, pero desconozco si es por mis pensamientos o el dolor de cabeza.

—Mía.— La puerta se abre de repente, logrando que me siente sobre la cama de golpe.

—¡Estoy lista!, ¡estoy lista!— Me levanto rápidamente para buscar mi ropa, pero me mareo de inmediato.

—Cuidado.— Me sujeta del brazo antes de que caiga, volviendo a sentarme sobre la cama. —Toma, con esto te sentirás mejor.— Me da una aspirina y un vaso con agua.

—Gracias.— Trago la pastilla, pensando seriamente si debería mencionar el tema de ayer o no. —Umh, Levi...—

—Se nos hará tarde.— Camina hacia su maleta, sacando un abrigo. —¿Crees que en una hora estés lista?—

—Sí.— Lo miro desconcertada, parece que intenta evitar el tema, o quizás a mí. —Tomaré una ducha rápida.—

—Bien.— Camina hacia la puerta. —Esperaré en la sala.—

Sale de la habitación nuevamente y me quedo sentada unos segundos más sobre la cama, Levi es naturalmente una persona seria, pero ahora ni siquiera me miró a los ojos. Mordisqueo mis uñas ansiosa, ¿será que se siente incómodo conmigo por lo de ayer? carajo, no debí hacer eso.

Pero evitar el tema sólo
nos podrá más tensos.

***

El desayuno del restaurante al que me trajo Levi me devuelve a la vida inmediatamente, cada bocado es un manjar que me provoca casi llorar de lo delicioso que es. El café despierta mis sentidos, ya ni siquiera recordaba que tenía dolor de cabeza hace una hora. Estoy completamente despierta, con energía y de buen humor, aunque al contrario de Levi se ha mantenido pensativo todo este tiempo.

la última cena | levi ackermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora