▪️Tres Millones▪️
Estrujo mi cabello mirando el techo de mi cuarto, ya ha pasado una semana desde que fui despedida y tuve la imprudencia o audacia (aún no sé cómo llamarlo) para trasmitir desde mi perfil los nuevos acontecimientos extraños qué están sucediendo últimamente en ciudad Blinbao.
No me he atrevido a mirar las notificaciones qué se marcan en la pantalla de mi teléfono, por miedo a la crítica qué seguro destruye mi reputación (una qué no es mucha de por sí) mientras estas semanas me he concentrado en revisar mi correo, limpiar mi cuarto y buscar oportunidades de empleo en las columnas del periódico, cosa que no ha sido grata pues solo se habla de quieres son los misteriosos héroes qué combaten y protegen a la ciudad.
Término de hacer mi cama antes de ir a la cocina y preparar una taza de café, el USB qué recibí de las monjas del orfanato me grita desde mi mesa de noche que aún no lo he visto. Me aterra un poco descubrir algo de mis padres que no me guste, aunque en esta instancia de mi vida cargo con bastantes problemas el saber algo más de mis padres no creo que me sobresalte más de cómo ha sido mi vida de movida estos últimos días.
—Buenos días, Carly —el saludo de mi vecina en cuanto mi rostro asoma por la ventana me hace sonreír. La señora Nila siempre ha sido muy amable conmigo además de que es muy considerada con el pago de la renta. Pese a que su esposo es un viejo gruñón qué adora cortarnos el agua y luz si nos atrasamos con el pago.
—Buenos días, señora Nila —la sigo con la mirada hasta perderla en la esquina de la tienda de refacciones qué está en frente. Resoplo volviendo al interior de mi recamara y lanzarme en la cama. Odio estar sin hacer nada, en la empresa solía sacar copias y llevar cafés por toda la oficina, peto aquí en la soledad de mi casa me aburro. Soy una periodista necesito estar en movimiento, debo estar activa.
El mensaje entrante en mi teléfono me saca de mi estupor.
Cris
Café. En. Mi. Oficina. Hoy.
Pues no tengo nada mejor que hacer que escuchar el reclamos y regaños qué seguro me dará mi amigo, por lo que contesto su mensaje y me apuro en tomar un baño.
Media hora más tarde estoy bajando del autobús enfrente del imponente edificio de empresas Clip-Bli. El portero me saluda como ya es costumbre y apuro mi paso en cuanto veo el elevador por cerrarse.
—¡Alto!
Una mano muy fuerte detiene la puerta antes de que cierre para que logre entrar, no me doy cuenta de quien es hasta que miro mi reflejo en las puertas de metal. Trago saliva con fuerza y aprieto mis manos en puños.
—Buenos días, señor Dante —asiente sin abandonar su porte recto. Miro nuestros reflejos es cuando la música de ascensor envolvernos.
—Disculpe, trabaja usted aquí —retiro mi mirada de su firme pecho para mirarlo directo a los ojos. Esos ojos fríos qué me recuerdan a alguien que aún no logro descifrar.
—No, solo he venido de visita donde un amigo —contesto lo más calmada y venteada posible, este hombre desprende una energía tan dominante qué no puedo mantenerle la mirada por más tiempo de que quisiera. —El otro día nos encontramos y tuve la oportunidad de presentarme, soy Carly.
—Si, creo que todos en la ciudad saben su nombre, un gusto Dante Sallow —frunzo el ceño al escuchar lo primero que dice. Como es eso que todos me conocen, qué yo sepa mi inexistente popularidad sigue siendo eso, inexistente.
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Descubriendo al héroe
Ciencia FicciónCarly nunca pensó que su vida cambiaría tanto después de aquel incidente en las alturas. En ciudad Blinbao nunca pasa nada interesante, hasta que un día cualquiera extrañas anomalías empiezan a surgir de entre las profundidades de la tierra. Decidid...