2 | Soledad

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▪️Soledad▪️

Trato de escabullirme en medio del caos, qué es la empresa, muchas llamadas telefónicas, papeleo y ventanas rotas son mi punto de distracción para evitar que Vanesa note mi presencia. Me detengo detrás de una de las columnas cuando mi teléfono suena con fuerza.

—¡Mi vida! ¡Por fin me contestas, estaba muy preocupado por ti!

—Cris cálmate, estoy bien...

—¡Eres una irresponsable! ¡Cómo se te ocurre arriesgarte así! —rasco mi frente con impaciencia.

—Acaso no fue lo que me dijiste.

—De qué rayos estás hablando -—si puede ser que Cristian tenga algo de memoria a corto plazo, suele olvidar cosas que hace o dice en un día o semana.

—El último mensaje que me escribiste, recuerdas: consejo del día, si encuentras la oportunidad de cumplir tus sueños, no la dejes ir, al contrario, tómala. Ser un poco egoísta no te hace mala persona, sino perseverante en lo que quieres.

—Oh, ese consejo —asiento divisando a Vanesa salir de la sala de juntas. —En ese caso, hiciste bien. Pero como estás, te encuentras bien, era muy guapo ese hombre que te rescato.

—Uno: estoy bien gracias y dos: no me fijo en esas cosas —muerdo mi dedo pulgar dando la espalda al pasillo, puede que si finja qué no estoy no me vea.

—Era muy guapo, al menos en lo que se alcanza a apreciar en el reportaje, por Dios santo Carly, te das cuenta de que esto te hará muy famosa.

—No creo que eso pase, Vanesa está superfuriosa conmigo por lo que hice.

—Al diablo Vanesa, qué se ahogue en su propio veneno y deje de joder —muevo mi cabeza en afirmación —sabes en el fondo pienso que te tiene algo de envidia. Piénsalo, eres guapa, inteligente, joven y con un futuro brillante por delante, mientras que ella ya caducó.

—Créeme que en este momento lo que menos me siento es brillante, si pierdo mi empleo no sé qué haré...

—Carly, hasta que por fin das la cara —mi cuerpo se pone en alerta en cuanto retumba la voz tras mi espalda. Trago grueso apretando el móvil contra mi oreja.

—Cris, te marco luego si sobrevivo —volteo encontrando el rostro estoico de Vanesa. Luce cansada, sudorosa y molesta. Más la última que las demás.

—¿Qué pensaste? Que no habría consecuencias, por cubrir una noticia como esa, qué por cierto tu nivel de reportaje deja mucho que desear —mis labios se presionan entre sí con molestia. A mi alrededor mis compañeros de trabajo murmuran sin tapujos en la lengua.

—Podemos ir a tu oficina...

—No me digas, te da vergüenza que todos vean tus defectos, pero cuando se trató de desobedecerme no te importo ni un pepino —resoplo, esto no puede terminar bien.

—Vanesa era lo que tenía que hacer, solo tome la oportunidad que se presentó en ese momento, no es acaso lo que tú dices siempre: " siempre hay que ir en busca de la verdad, a toda costa" pues eso fue justo lo que hice...

—No trates de utilizar mis palabras contra mí, di una orden y todos aquí deben cumplirla, si no es así que se abstengan a las consecuencias.

—Señorita Vanesa...

—Quiero que recojas tus pocas pertenecientes y pases a recursos humanos por tu liquidación, desde ahora no formas parte de esta empresa —mi garganta se atasca en cuanto asimilo las palabras salir de su boca. Niego limpiando las lágrimas qué caen por mis mejillas.

Descubriendo al héroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora