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𝔸𝕠'𝕟𝕦𝕟𝕘-𝓜𝓾𝔂 𝓼𝓮𝓻𝓬𝓪 𝓭𝓮 𝓮𝓵 𝓼𝓸𝓵 -ℕ𝕖𝕥𝕖𝕪𝕒𝕞

"Todo el mundo conoce la historia de Ícaro, a quien Dédalo advirtió que no volara demasiado cerca del mar ni demasiado cerca del sol.

Tened cuidado, dicen, porque cuando os cuentan esta historia son Dédalo.

Ten cuidado, te lo digo, porque cuando te cuento esta historia,

somos Ícaro y yo soy el sol."

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Ao'nung no siempre estuvo enamorado de ti. Y no hay nada que desee más que volver a donde no estaba. Esa vez, antes de ese tonto acuerdo.

Era un arma de doble filo.

No se trataba tanto de un acuerdo de amigos con beneficios sino de una destrucción asegurada. Porque Ao'nung no sabía lo que estaba aceptando.

"Nung, ¿me harías un favor?"

Verás, pasar cada segundo posible contigo le ha enseñado a Ao'nung a ser cauteloso, a captar esos minúsculos cambios en tu voz, en tus ojos. Y la forma en que lo llamaste con ese pequeño apodo tonto hizo que se le pusiera la piel de gallina, porque cada vez que parpadeabas hacia él con esos grandes ojos de cierva y esa pequeña sonrisa inocente y luego lo llamó nungy, sabía que había algo que querías y también sabía que no había manera de que alguna vez pudiera negártelo.

"Yo también te haré uno", prometiste, inclinando la cabeza y una sonrisa traviesa tirando de la comisura de tus labios. Ay, pequeña "...está bien. ¿Qué quieres ahora, hm?"

Al mirar atrás, Ao'nung se da cuenta de que éste fue su primer error. Su siguiente error fue no levantarse y correr cuando le sonreías como si fuera una presa que acababa de caer en tu trampa. Su mayor error, sin embargo, fue no decir que no cuando le propusiste este extraño acuerdo.

"Por favor, finge que... que me quieres. Que hay algo entre nosotros sólo por un rato, por favor tal vez eso le pondría dar celos, le haría darse cuenta de que él también me quiere". Otal vez cometió el primer error mucho antes. Quizás su mayor error fue hacerse amigo de esa niña de la que se burlaba hace veinte años. O tal vez se estaba burlando de ti en primer lugar. Tal vez nunca debería haberte molestado, nunca debería haberte hecho llorar, tal vez nunca debería haber acudido a ti y disculparse, porque nunca antes se había disculpado con nadie más. Tal vez no debería haberse sonrojado como un idiota cuando aceptaste su disculpa, le rodeaste el cuello con tus bracitos y lo abrazaste, le dijiste que era así.

Bueno tal vez, y solo tal vez, nunca debería haber hecho llorar a la chica que luego aceptó su disculpa tan incondicionalmente que Ao'nung juró que nunca dejaría que te pasara nada malo nunca más, porque fuiste la primera persona en aceptarlo tal como es, que pudo ver a través de su fachada y vio algo bueno. Algo digno de ser amado.

No sabía que estaba accediendo a perderse y volverse inseparable de ti. O tal vez sí, ya sabía que te necesitaba como sus pulmones necesitaban aire para respirar cuando solo era amistad entre ustedes dos. Simplemente no había contado con cuánto lo volvería loco su propia impotencia ante toda la situación. Cómo sería sólo cuestión de tiempo antes de que te hundieras bajo sus huesos y alimentaras esta familiaridad profundamente arraigada en un amor tan feroz que él se preguntaría si alguna vez había estado realmente enamorado antes de que aparecieras.

Pero tu amor estaba dirigido a otra persona.

Cada una de sus terminaciones nerviosas ardía con el deseo de lanzar un puño y golpearlo en la cara. Estaba al borde de ser doloroso simplemente mantener sus músculos inmóviles con fuerza cuando estaba cerca. Si le hacía algo a este pedazo de mierda, Ao'nung sabía que él sería el que sería castigado por ello.