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-𝓰𝓸𝓸𝓭 𝓶𝓸𝓻𝓷𝓲𝓷𝓰-𝕒𝕠'𝕟𝕦𝕟𝕘

Te despertaste con el sonido del océano temprano en la mañana. La ligera brisa rozó tu cabello y te hizo cosquillas en la piel, por lo que apareció la piel de gallina por todas partes. Abriste lentamente los ojos y miraste a tu alrededor. Todo estaba tan tranquilo; tu cabaña, equipo de caza en las paredes, plantas verdes como decoración y luz del sol golpeando el suelo.

Estas durmiendo con tu recién esposo y sonreiste. Estaba recostado sobre tu pecho, mientras tu espalda se apoyaba en los cojines cubiertos de musgo; su mejilla derecha estaba presionada contra el área entre tus pechos y sus manos rodeaban tu cintura desde abajo. Estaba entre tus piernas, ya que estaban completamente abiertas. Estaba durmiendo muy tranquilamente, murmurando pequeños y dulces ruidos en sueños. Podrías verlo para siempre en esta posición. Por lo general, en público solía usar una máscara de héroe y salvador, ya que era el hijo de Olo'eyktan y el próximo gobernante del clan Metkayina; pero en privado, cuando sólo estaba contigo, podía ser libre. Era sólo un chico amable, que sólo necesitaba atención y amor cuando tú estabas cerca. Se sintió como en casa contigo. Él te amaba de verdad. Tú también lo amabas de verdad.

Llevaba el pelo recogido en el moño habitual, pero algunos de sus rizos se soltaron y cayeron sobre su rostro. Amabas su cabello sedoso, incluso los envidiabas; la forma en que reposaban maravillosamente sobre sus hombros cuando no los ataba o cuando estaban mojados después de nadar. Los pequeños rizos enmarcaban su rostro desde los lados, mientras uno de ellos caía sobre su ojo. Le sonreíste. Le acercaste la mano y se lo quitó suavemente, tirando detrás de su oreja. Mientras lo hacías, Ao'nung inmediatamente se movió un poco mientras dormía, tratando de encontrar nuevamente el calor que acabas de quitarle.

"Despierta dormilon." Arrullaste, acariciando suavemente su hombro.

"No..." Gritó levemente adormilado.

Te reíste entre dientes y sus oídos se animaron instantáneamente ante el sonido de tu risa. Abrió lentamente los ojos, los entrecerró y giró la cabeza para mirarte, con la barbilla apoyada en tu pecho.

"Buenos días, ma'xey". Él sonrió y besó tus labios.

"Buenos días, cariño." Le devolviste la sonrisa y tiraste de otro rizo que se soltó detrás de su oreja. "Hoy tienes un entrenamiento de Olo'eyktan, ¿recuerdas? Tu padre te lo recordó al menos cinco veces. Deberías levantarte ahora".

Exhaló ruidosamente, puso los ojos en blanco y volvió a la posición anterior entre tus pechos. "No quiero, quiero quedarme contigo todo el día". Se quejaba y ronroneaba contra tu piel.

"Ao, lo prometiste y ya casi es el desayuno".
Él resopló pero no se movió, en lugar de eso enterró aún más su rostro en tu pecho.

"También quieres explicar la posición en la que nos encontramos actualmente en, No recuerdo haberme quedado dormida así." Sonreíste. Su rostro inmediatamente se animó y sus iris color océano te miraron como si pidiera perdón. "Aw, cariño, no estoy enojada, solo tengo curiosidad. Te encanta esta posición, ¿no?" Inclinaste la cabeza sonriendo.

Su rostro se iluminó y asintió con la cabeza. "Lo siento, quería estar cerca de ti por la noche, porque ayer no te vi y te extrañé, así que me moví en silencio mientras dormías".

Le sonreíste genuinamente y acariciaste su espalda con las puntas de tus dedos, trazando sus hermosas líneas. "Yo también te extrañé, cariño. Pero tengo otra pregunta: ¿por qué se me ha ido la blusa?" Le levantaste una ceja.

Se levantó un poco y te miró en broma. "No lo sé, tal vez te olvidaste de usar uno".
Le pusiste los ojos en blanco. Lo siguiente que supiste fue que estaba tocando tu seno derecho, amasándolo suavemente y plantándole un beso. "Buen día." Miró tu teta izquierda, la agarró y besó el pezón endurecido, succionándolo ligeramente. "Buen día." Luego empezó a amasarlas, como si fueran pelotas antiestrés, como si fuera un gato jugando con sus juguetes.