A Rudy le resultaba demasiado difícil mirarte acostada entre sus piernas con los brazos firmemente alrededor de sus muslos. Se hundió en la cama, su cuerpo lentamente se convirtió en un charco cuando lo tomaste en tu boca nuevamente, un “Por favor…” ahogado escapó de su garganta cuando giraste tu lengua alrededor de la cabeza.
Le das un breve respiro, sacando su polla de tu boca para colocar castos besos en la parte interna de sus muslos. "¿Qué ocurre?" preguntas, con los ojos brillando con picardía.
Sacude la cabeza de un lado a otro y baja una mano para anudar tu cabello. "Por favor mi amor, no puedo volver a terminar".
En lugar de responder, pasas la lengua por la parte inferior de su polla y Rudy se sobresalta ante la sensación. Podría detenerte si realmente quisiera, pero por la forma en que su mano aprieta tu cabello, está peleando una batalla perdida.
Cuando lo vuelves a deslizar entre tus labios, gime, ya increíblemente sensible y cercano gracias a la tortura a la que lo has estado sometiendo durante horas.
Moviendo la cabeza hacia arriba y hacia abajo, lo llevas más abajo en tu garganta, acariciando lo que no cabe con tu mano. Su estómago se contrae rápidamente a medida que se acerca, las palabras tropiezan entre maldiciones en ingles y súplicas, rogándote "detente, espera, reduce la velocidad..."
Sus muslos tiemblan, la espalda se arquea sobre la cama mientras se corre, un gemido áspero sale de sus labios mientras cubre tu lengua. Tragas con avidez, obsesionado con su sabor. Una vez que su polla termina de moverse en tu boca, Rudy se desploma sobre la cama, con el pecho agitado por la respiración.
Lo apartas y te tomas el momento para recuperar el aliento. Rudy levanta la cabeza, con los ojos entrecerrados y llorosos, luchando por encontrarte. Finalmente lo logra cuando te apoyas en su muslo, con los ojos llenos de placer mientras lo miras hambriento.
Él gime cuando tu mano encuentra su suave polla, acariciándolo suavemente de arriba a abajo, la mezcla de tu saliva y su semen hacen el lubricante perfecto. Intenta retroceder ante la sensación, pero contigo inmovilizando sus piernas no puede ir muy lejos, así que te mira, con los ojos brillando con un placer abrumador y las pestañas húmedas por las lágrimas. "No, otra vez no, por favor-" se interrumpe con un grito ahogado, todo su cuerpo se sacude cuando vuelves a meter su cabeza en tu boca.
Un pequeño regalo. ❤️
