one shots Game of thrones/ House Of The Dragon 🐉

oberyn Martell

🐉- Sexo soñoliento con Oberyn
🐉-autor by: Autumnleaves1991

La manta era suave bajo tu espalda y el sol calentaba tu pecho desnudo. La canasta de queso, pan caliente y bayas estaban abandonadas hace mucho tiempo. El libro de venenos populares que tomaste prestado de los aposentos de Oberyn está abierto y las páginas pasan lentamente con la cálida brisa. Tus ligeros ronquidos llenan el aire mientras descansas al sol de los jardines acuáticos. Escondido debajo de una pequeña cala de árboles, todos los días durante el último mes has venido a recostarte debajo de sus frutas y leer. A veces, Oberyn, Ellaria o una de las chicas se unían, pero hoy estás solo y lo estás aprovechando al máximo.

Un brazo está estirado detrás de tu cabeza y tu vestido yace amontonado a tu lado doblado cuidadosamente. Tu cuerpo estaba a la vista de cualquiera que pasara, pero en la pasión de Dorne y los cuerpos no eran algo de lo que rehuir. Además, te encantaba la mirada de celos en los ojos de Oberyn cuando otra persona miraba tu cuerpo o coqueteaba contigo en una de las muchas reuniones que celebraban. Te volteaste mientras dormías al pensar en tu amante. Cómo se sentían sus manos ásperas por años de lucha sobre tu piel desnuda. La mancha se acumuló entre tus muslos y te volteaste y apoyaste la cabeza sobre las manos dejando que el sol besara tu espalda.

Sentiste sus labios antes de verlo. Los labios de Oberyn trazaron un camino arriba y abajo de tu columna. Cada beso en sus labios fue húmedo y cálido. "Pequeño gorrión", arrulla a tu espalda, sus manos recorriendo la curva de tu trasero y sumergiéndose entre tus piernas. Puedes sentirlo sonreír a tu espalda, “¿Estás soñando con tu Príncipe? ¿Qué puedo hacer por ti?" Sus dedos se deslizan a través de tus pliegues empapados y los sostienen brillando al sol. "Ah, sí, lo eres".

Sus labios regresan a tu piel caliente y suspiras en tus brazos sin molestarte en abrir los ojos. Bajando y dejando besos con la boca abierta. Cuando llega a tu trasero, coloca varios besos a lo largo de la curva y baja por tus muslos. "¿Realmente estás durmiendo?" Él se burla y tú gimes asintiendo. Su risa es profunda y envía una ráfaga de placer a través de tu columna. "Bueno, voy a tener que despertarte, mi pequeño gorrión", baja la boca y lame tus pliegues.

"Mhm, sabes más dulce que todas las bayas de Dorne, mi amor", vuelve a sumergirse y tú haces todo lo posible por quedarte quieta, pero Oberyn es conocido en todas partes por tener talento con su lengua y tú eres impotente. Tus caderas comienzan a balancearse hacia adelante y hacia atrás mientras su lengua te folla. "Ahí estás", sonríe y acaricia tus caderas animándote a abrir más. Abre tus caderas y sus dedos se unen para frotar tu clítoris en círculos tortuosamente lentos, su lengua como la lanza afilada que empuña se hunde en ti una y otra vez.

"Me encanta este dulce coño, lo apretada que está, cómo aprieta mi polla cuando te hago desmoronar al alcance de mis dedos". Jadeas cuando el placer comienza a aumentar, sintiendo la llama encenderse en tu vientre hasta convertirse en un infierno furioso. El sol ya no es tu punto de calor sino el hombre que gruñe entre tus piernas. "Corre para mí, dulce gorrión, sé que estás cerca". Tiemblas y aprietas mientras él te arranca el orgasmo. Cubriendo su lengua con tus dulces jugos y lamiendo cada gota.

Él se sienta allí y continúa lamiendo hasta que te mueves para girar. Él mueve tu pierna sobre su cabeza y te mira con ojos llenos de lujuria desde entre tus muslos. “¿Descansaste bien, mi amor?”

Asientes antes de reírte: "Sí, pero creo que despertarme de la siesta fue mucho mejor". Sus risas retumban entre los árboles y pasas tus dedos por su cabello y sonríes ante tus jugos brillando en su bigote. "¿Quieres follarme, mi Príncipe?" Él sonríe antes de negar con la cabeza.

"No, quiero que vuelvas a correrte en mi lengua al menos dos veces, y luego, cuando me pidas mi polla, te la daré. Recordarte que nadie más puede follarte como yo.”

"Como si tuviera alguna duda, mi Príncipe", bromeas y él lame una tira ancha en tus pliegues, lo que te hace temblar y él se ríe.

"Oh, mi pequeño gorrión, cuando termine contigo, te puedo asegurar que nunca más volverás a dudar". Y no lo hiciste.