one shots Game of thrones/ House Of The Dragon 🐉

benjicot blackwood

🐉_Benjicot ("Davos") Blackwood x targ!princess!reader

🐉_ Resumen: Ser la única hija de la reina Rhaenrya y la heredera al trono no es fácil, después de convencer a tu madre de que te deje patrullar cerca de las tierras de los ríos te encuentras con una batalla donde te encuentras con el infame Bloody Ben.

🐉_ Advertencias: NSFW, mdni, obscenidad, quemar brackens, besarse, follar en seco, oral (f recibir), oral (m recibir), juego con vino, sexo vaginal.

🐉_ autor original: blossomingmoonlight en Tumblr

Era otra mañana gris y ventosa en Dragonstone. Las olas del mar rompiendo contra los acantilados, los dragones rugiendo en el cielo. La guerra se estaba gestando y también la tensión en Dragonstone. Ser heredero del trono de hierro era más pesado de lo que pensabas, las reuniones con el consejo negro eran cada vez más espantosas y tu madre, la reina, cada día más protectora contigo y tus hermanos. Desde la intrusión de Ser Arryk, ella tuvo más guardias de guardia y rara vez te permitían salir, especialmente porque eres la única hija y heredera de la reina.

Sin embargo, esta mañana, después de rogarle que te dejara patrullar las tierras, finalmente cedió, sólo por un corto tiempo. Entonces tu doncella rápidamente te ayudó a cambiarte y arreglarte el cabello para el vuelo. Fuiste corriendo hacia la cueva, apenas podías mantener el ritmo para llegar a tu dragón. Era grande para su edad y casi tan feroz como Caraxes. Después de subirse a ella, sintió tu emoción y rápidamente salió volando. Después de un rato de volar alrededor de Dragonstone decidiste ir un poco más lejos, cerca de las tierras de los ríos.

Cuando te acercabas en lo alto del cielo, viste algunas personas cerca de campos de vacas y un molino, así que para verlos más de cerca descendiste lo suficiente para poder verlos mejor. Sólo para comprobar si no te encontraste con los caballeros verdes. Ahora al estar más abajo se podían escuchar algunos gritos, y luego sus ropas se hicieron más evidentes. Alrededor de cuatro en amarillo y marrón y los otros 4 en negro y rojo, lo que en las tierras de los ríos solo significaba una cosa. Brackens y Blackwoods. Sin embargo, no parecieron darse cuenta de ti, demasiado atrapados en la discusión. Estabas debatiendo si aterrizar por curiosidad, pero rápidamente tomaste una decisión cuando se desenvainaron las espadas y estalló una pelea.

Entonces notaste que aparecían más Brackens, sabías que se declararon a favor de Aegon y, aunque tu madre te dijo que no te enfrentaras, nunca te alejaste de una pelea. Rápidamente descendiste con tu dragón y ella dejó escapar un rugido. Los rostros de los hombres miraron hacia arriba, pero no hubo tiempo para que los Brackens corrieran cuando ordenaste: "¡Dracarys!". Tu dragón incineró una buena mitad de los brackens y la otra ahora empieza a correr. Rápidamente les diste la vuelta a los dos para pisarles los talones y quemar a los restantes. Con tu cuerpo lleno de adrenalina y tu dragón rugiendo de triunfo y emoción, escuchaste los cantos victoriosos de los hombres de Blackwood abajo.

Entonces, al decidir reunirte oficialmente con tus aliados, aterrizaste cerca de ellos, aparentemente su comandante ya se dirigía hacia ti. Mientras estabas en el suelo, lo encontraste a mitad de camino y apenas pudiste contener tu sonrisa al verlo. Nunca habías visto a alguien tan feroz, único y guapo como él. “Mi princesa, gracias a los dioses por ti y tu dragón. Nos salvaste a muchos hombres”. Te saludó con una sonrisa. "Fue un placer, cualquier verde que vea se volverá negro". Él se rió de eso, dio un paso más y te hizo una suave reverencia con la cabeza.

“Por muy emocionante que me parezca quemar a mis enemigos, esto todavía era innecesario, mi señor. No recuerdo a mi madre dando órdenes de matar a Brackens”. Sermoneaste, tu tono es un poco más serio ahora. Aunque fue emocionante, tu madre seguramente se enteraría y se enojaría. "Entiendo a Su Excelencia, pero esos cabrones merecen la muerte, cualquiera que esté con el usurpador la merece". El temible señor gritó. "Pero me disculpo, no quise ofender a su gracia la reina... ni a la bella princesa". Dijo esa última parte más suave y con una sonrisa.