Policias

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El despertador sonó a eso de las 8 de la mañana, resonando por toda la habitación haciendo que la chica que dormía plácidamente sobre la cama se despertara. Al instante la apagó y recordó la causa de esa alarma.

Se levantó de un tirón y fue en dirección a su armario para vestirse, se decidió por unos pantalones con diseño militar, una blusa blanca acompañada de un abrigo gris y botas largas de taco bajo.
Corriendo, tomó su bolso y bajó las escaleras hacia la cocina.
-Hola mi niña- la saludó gustosa una mujer de unos treinta y seis años, tenía pelo castaño y un físico envidiable para su edad, ambas cosas había heredado Marian de su madre.
-Hola mamá- Marian le dió un suave beso en la mejilla, luego miró la mesa y extendió la mano hacia una manzana y se la llevó a la boca rápidamente.
-¿A dónde vas?-
-Tengo que entregar este trabajo de la universidad, me llevo el auto- Apresuradamente agarró una maqueta de una casa muy bien hecha, junto con las llaves del auto que descansaban en una vieja máquina de coser y salió de la casa, saltando sobre el pasto para no tropezar con ninguno de los nomos de jardín de su madre.

Marian era el tipo de persona que no se tomaba las cosas enserio, así como las leyes de tránsito o la universidad, le gustaba salir de fiesta los viernes en la noche con sus amigas y divertirse.
Por lo tanto una vez estando en la calle ella adelantaba a los demás autos y ponía la radio muy alto.

Estacionó en una zona de carga, la cual como todos sabemos está prohibido, pero como Marian no solía mirar las señales ella solo bajó la maqueta y se fue por su camino.

Rato después salió muy despreocupada ya que había entregado un trabajo que tenía días de retraso, pero la tranquilidad le duró muy poco tiempo.
-¿Qué? No, ¡Espere oficial!- Un oficial de Policia estaba escribiendo una multa, era un tipo alto y con aire confiado. Este la miró y luego a la multa que seguía escribiendo.
-¡Oficial! Estoy aquí- Marian frenó contra el auto y le sonrió al oficial esperando que la dejara irse por la paz.
-Lo siento señorita, es zona de carga-
Ella se giró y pudo ver el letrero grande de metal con letras rojas mayúsculas.
-Amm, eso hice, estaba descargando un, un pesado trabajo para...¿Conoce a la señorita Rodecia?- Ambos se miraron por un segundo y luego la atención se desvió por una llamada telefónica, era el ringtong de Marian que sonaba con una canción de Beethoven.
-Para Elisa, una de mis favoritas- emitió él. Marian analizó la llamada dispuesta a contestarla y decirle que la llamaran después.
-¿Es tu novio el que te llama?- De hecho esa fue una pregunta algo fuera de lugar por parte del oficial Robin.
-¿Qué? ¿Novio? ¿Cuál novio? E-estoy sola- Respondió antes de atender la llamada y colgarla de inmediato.
-Amigas- ella sonrió esperando que la dejara irse.
Pero Robin sólo bajó la mirada y siguió escribiendo.
-¿Sigue escribiendo eso? Ah oficial no lo haga mis padres dijeron que si recibía otra multa me quitarían las llaves- dijo en un tono suplicante.
-Lo siento soy novato, no sé romper las reglas, pero estoy seguro de que encontrarás la forma de pagar tus multas- le entregó la multa y se puso sus lentes.
-Que tengas un buen día- Al igual que ella, Robin se sintió culpable de multar a tan linda chica, bueno no tanto. Marian lo vio irse en su moto, preguntándose como alguien podía ser tan lindo con uniforme.
-Gracias- dijo al aire derrotada, leyó la suma de dinero y quiso desmayarse.
-¡Noventa! ¿De dónde sacaré noventa?-

Y como una promesa es una promesa, los padres de Marian le quitaron las llaves del auto, le dieron todo un sermón sobre la responsabilidad que duró una hora.
Luego de eso Marian pasó una semana sin salir, eso le había dado en que pensar, era cierto, ya no era una niña pequeña como para ser tan irresponsable.

A la semana de que le levantaron el castigo ella tuvo que ir a renovar su licencia de conducir, se había hecho una promesa a ella misma; comenzar a comportarse como una mujer responsable, así que tenía que empezar a hacer las cosas como debían ser.
Llegó a la estación de policía para que le autorizaran la licencia, pero tardó mucho más de lo esperando por el gentío que reinaba en el lugar, así que salió de noche y para rematar se le había olvidado la licencia en la comisaría.
Mientras conducía, Marian notó a una motocicleta con luces azules y rojas junto con la sirena policial y la invadió una mala sensación. Tuvo que parar a un lado de la calle y un oficial de Policia con cabello naranja golpeó la ventanilla del auto.
Ella la bajó.
-Oficial no excedí la velocidad y si lo hacía tenía una buena razón tenia- En todo el tiempo en el que Marian hablaba, estaba mirando al frente y nunca al oficial, hasta que se dió cuenta de que era el mismo que la había multado hace dos semanas, se quedó embobada mirándole los ojos y se quedó sin habla.
Robin la miraba fijamente y le mostró su licencia de conducir.
-Sabes conducir sin licencia es ilegal-
-Okey en serio necesitas tomarte un descanso- le dijo a la vez que dejaba escapar una risa nerviosa.
-es una gran idea- Él recargó su brazo en la puerta del auto, quedando a pocos sentimientos de la cara de Marian.
-¿Te parece el sábado?- Ella se quedó casi que sin habla.
-Amm, si, si el sábado, es genial- ambos se quedaron sonriendo por unos minutos. Al rato el oficial se había ido, dejando a una Marian con un leve color carmesí en sus mejillas y el corazón zumbando de felicidad.

Feliz Año Nuevo para todos🩵, y como este es la primera actualización del año, quería que fuera algo bonito y singular.

Robin Hood Aventuras en Sherwood- One Shorts-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora