Miss Manoban./Jenlisa Fic.

7.

Jennie Pov's.

Que día de mierda, literalmente.

Era lunes, primera hora y nos tocaba gimnasia pero con el frío que hacía nos dieron la clase libre.
Así que con mis amigos decidimos ir a unas gradas que quedan algo retiradas, el lugar perfecto para un cigarrillo mañanero.

—¿Momo traes algún cigarro? Para matar el frío— le dije a mi amiga que estaba conversando con Hyunjin de ir a un día de SPA ellos solos.
Par de divas.

—Toma, traje toda la cajetilla nueva de mi padre— me extendió unos Camel, espera— ¿Esta no es la marca que fuma Lana Del Rey?— pregunté a Momo.

—Creo que sí, yo que voy a saber fangirl entusiasmada—  claro, como si ella no muriera por Beyonce o Ciara.

—De hecho si son los que fuma Lana Del Rey, lo comento en una entrevista que ví de ella— comentaron ambas Chaeyoungs al mismo tiempo.

—Miren, enserio creo que ustedes son hermanas— comentó Yuqi.

Mientras reía de las cosas de mis amigos pude ver a lo lejos a Lisa caminando al lado de una chica que no reconocía.
Había escuchado que vendrían alumnas de Japón, pero ella se veía mayor a las chicas que se habían presentado hoy.

“¿Harvey y Cocona?” supongo que se llamaban, por lo que ellas habían dicho.

Se veían tan cómodas y divertidas conversando.
De apoco sentí como las conversaciones de mis amigos se fueron esparciendo en el viento, mi vista se nublo directo hacia donde ellas estaban, sentí algo.

Eran celos.

Momento.

¿¡Celos!?

Celos de esa chica de cabello negro y perfil lindo.
Celos porque esa chica le estaba provocando sonrisas a mi profesora.
Celos de que ella podía tomarse la libertad de poder chocar su hombro con el de mi maestra.

Celos de que ella si podía tener esa confianza con ella y yo no.

Maldita chica afortunada.

—¡Jennie Ruby Jane Kim! Con un carajo responde— un fuerte golpe me dió en la cabeza causando un gran dolor en ella, me tomé misma entre mis manos quejándome.

—¿¡Quién fue el idiota!?— grite molesta.

—¡Fue Momo!— Gritaron todos al mismo tiempo mientras señalaban a la susodicha.

—Ni Judas se atrevió a tanto, traicioneros de mierda— se levantó antes que pudiera ponerle una mano encima.

—Estas me las pagas Hirai Momo, lo juro.— me solté la cabeza mientras arreglaba mi coleta.

—Te las cobro ahora, mira quien viene—

¿Acaso hoy era el día de mi mala suerte? Primero me rompí una uña saliendo de mi casa, olvide mi bolso en el auto de mi chófer, ahora quedaba de penúltima en la lista por las nuevas.
Ver a mi profesora hablar amenamente con otra chica y ahora, la cereza del pastel.

Tae viniendo con un pequeño ramo de flores.

Tierra tragame y escupeme en mi casa.

—Jenn, ¿Podríamos hablar? Por favor, te lo pido— gire lo ojos y creo que el se percató de ello, se agachó en sí.