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Gon y Killua se encontraban sentados en el aula de la secundaria, compartiendo risas y anécdotas entre clases

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Gon y Killua se encontraban sentados en el aula de la secundaria, compartiendo risas y anécdotas entre clases. Era un día tranquilo, y la camaradería entre los dos amigos llenaba el espacio con una energía positiva. Gon, siempre animado, no perdía la oportunidad de hacer que Killua se sonrojara de manera inocente.

—. ¡Oye, Killua, deberíamos hacer un club de aventuras después de clases! Podríamos explorar lugares nuevos y descubrir secretos emocionantes
—. Propuso Gon con una sonrisa radiante.

Killua, aunque acostumbrado a las ocurrencias entusiastas de Gon, no pudo evitar sonreír ante la idea. —. Gon, esto es la secundaria, no una novela de aventuras. Pero suena divertido.

Gon le lanzó una mirada juguetona. —. ¿Quién dijo que la secundaria no puede ser emocionante? Podríamos encontrar el misterio oculto detrás de las tareas de matemáticas.

Killua rió, sacudiendo la cabeza.
—. Lo tuyo siempre es encontrar emoción en lo cotidiano.

Durante la siguiente clase, Gon pasó una nota doblada a Killua con una expresión traviesa.

"¿Qué te parecería unirte a mi búsqueda del tesoro después de clases? El premio podría ser... no sé, ¡un batido gratis!"

Killua leyó la nota con una risa suave.  Arrugó la pequeña nota y se dirigió hacia su amigo, tan lindo como siempre lo estaba.
—. ¿Un batido gratis? ¿Es todo? —. Arqueo su ceja, esperando la respuesta.

Gon asintió con seriedad fingida. —. ¡Los batidos son valiosos, Killua! Pero si quieres, podríamos agregar algo más emocionante al premio.

Killua levantó una ceja, intrigado. —. ¿Algo más emocionante que un batido?

Gon le guiñó un ojo de manera inocente.
—. Tal vez una tarde en la pista de patinaje. ¿Qué dices?

Killua se sonrojó ligeramente ante la propuesta inesperada. —. Gon, no puedes simplemente añadir patinaje como si fuera un premio cualquiera."

Gon rió, disfrutando de la reacción de Killua. —. Pero sería divertido, ¿no crees? Además, podría ser un buen lugar para esconder el tesoro.

Killua negó con la cabeza, pero no pudo evitar sonreír.

—. Eres incorregible, Gon.

A medida que pasaba el día, Gon continuó con sus ocurrencias amistosas. En el almuerzo, mientras compartían sus viandas, Gon le tendió a Killua una galleta en forma de corazón.

—. ¡Para mi mejor amigo! ¿Adivina qué sabor es?

Killua observó la galleta, notando la forma adorable y la dedicación de Gon.
—. ¿De verdad estás haciendo galletas en casa, Gon?

Gon asintió con orgullo.
—. ¡Sí! ¡Es un nuevo experimento culinario! Pruébala, a ver si adivinas el sabor.

Killua dio una pequeña mordida, y su expresión cambió a una sorpresa agradable.

—. ¿Chocolate y fresas? Está sorprendentemente bueno.

Gon sonrió, satisfecho con la reacción de Killua.
—. ¡Correcto! Eres un experto en sabores, Killua.

Durante la última clase del día, Gon se inclinó hacia Killua con una pregunta juguetona.

—. Killua, ¿alguna vez te has preguntado qué color te hace sonrojar más?

Killua frunció el ceño, sospechando que Gon estaba tramando algo.

—. No puedo decir que lo haya pensado, Gon. ¿Por qué?

Gon sacó un pequeño espejo y lo sostuvo frente a Killua.

—. ¡Adivina qué color es el mejor para tus mejillas!

Killua se vio reflejado en el espejo, notando que sus mejillas ya estaban adquiriendo un tono rosado.

—. Gon, eres increíblemente extraño. —. Bufo ante su reflejo en el espejo del chico.

Gon rió, satisfecho con la respuesta. —. ¡Es solo para hacer que tus días sean más coloridos, Killua!

A pesar de sus travesuras, Gon lograba provocar sonrojos a Killua de una manera puramente inocente, haciendo que los sentimientos del albino crecieran un poco más cada día.

¡Los sonrojos de Killua! [KilluGon] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora