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"¿Puede un chico ser tan lindo?"

Esos eran los pensamientos del albino, quién era espectador de como el chico con el cabello puntiagudo cocinaba unos cupcakes en la clase de cocina.

Si bueno, ciertamente Gon era muy tierno. Pero el nivel al que Killua lo llevaba era extremista. Podemos decir que nuestro chico se ve extremadamente lindo poniéndole glaseado blanco a sus cupcakes, además de chispitas para que hagan una linda decoración con el blanco, sonriendo cada que lo hacía bien o haciendo un puchero cuando las benditas chispitas se caían del cupcake..

—. ¡Killua! —. La voz femenina interrumpieron los generosos pensamientos del albino, quién al escucharla, se sobresaltó en su lugar.

—. ¡Demonio, Bisky! ¿Qué quieres? —. Preguntó enojado, puesto que lo habían sacado de los pensamientos que tenía al ver a su agradable amigo, y lindo, tierno, hermoso ¿ya dije lindo?

—. En lugar de estar viendo a Gon con esos ojos horrendos que tienes, ¡terminemos estos benditos cupcakes! Si otra vez me ponen una mala nota por tu culpa —. Se acercó hacía el albino, con una mirada atemorizante. —. Te mataré.

Bueno, puede ser que Killua tembló un poco al escucharla. Suspiró rendido, echándole una última mirada al amor de su vida, una mirada que tardó mucho, puesto que el suspiro enojado de la rubia se escuchó por toda la cocina. El pobre saltó como tal gatito, ha ponerse a trabajar.

Killua no se consideraba buen cocinero, pero ciertamente tampoco se consideraba peor en la cocina, podía hacer unos buenos platillos así como le podría salir mal algunos. Unos cupcakes serían trabajo fácil para Killua, si no fuera por la linda voz que se escuchó al lado de Killua.

—. ¡Killu! —. Llamó el puntiagudo, teniendo casi de inmediato la atención del albino, viéndolo con sus ojos como platos y las mejillas sonrojadas. No se lo esperaba.

—. H-hey, Gon. ¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar en clase? —. Su voz era temblorosa, ciertamente se llevo un gran susto al verlo ahí, tanto que no pensaba sus palabras.

Una pequeña risita salió de los labios del pelinegro. —. Estamos en la misma clase, bobo. Y ya terminé mi cupcake.

Con una hermosa sonrisa, Gon le enseñó los cupcakes que estaba haciendo minutos antes al pequeño Killua. Eran unos preciosos pastelillos con glaseado blanco e innumerables chispas de color celeste.

—. El glaseado blanco es por tu cabello, las chispas por tus ojos. Están rellenos de chocorobots derretidos, y tienen un poco de leche para que no estén tan duros y los puedas comer. —. Sonrió, esperando la tan esperada respuesta de su querido amigo, se había esforzado por hacer unos preciosos cupcakes para el chico más importante de su vida.

No podría describir correctamente que fue lo que sintió Killua al escuchar cada detalle que Gon había puesto en unos simples pastelillos. Fue una explosión de azúcar en una persona con diabetes, y creanme, se siente mucho.

—. ¡G-gon! Están hermosos, de verdad. Me encantan. ¿Son para mí? —. Preguntó feliz, su sonrojo se iba haciendo más al sentir un retumbo en su cuerpo, su corazón estaba acelerándose cada vez más.

—. ¡Sí, Killu! Desde que entramos en todo lo que pensé fue en ti, los rellene de lo que te gusta para que los comas y te acuerdes siempre de mi. —. Sonrió feliz al escuchar la respuesta positiva de su albino.

Killua no podía estar más feliz, todos los sentimientos que estaba sintiendo en ese momento no podían cambiar ni en mil años. Salvo por un olor a quemado que llamo a sus fosas nasales.

—. ¡Killua Zoldyck! ¡Te dije que cuidarás los cupcakes! —. La rubia estaba tan enojada que sus ojos color rosa pasaron a rojos en cuestión de segundos.

Bueno, al menos después de los golpes recibió cariño por parte de la persona que amaba, y unos deliciosos cupcakes con relleno de Chocorobots.

¡Los sonrojos de Killua! [KilluGon] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora