CAPÍTULO III

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—¿Estás bien?

Hyunjin llevó su mirada cuando escuchó la voz de Jeongin, preocupada. Su mejor amigo lo miraba como si Hyunjin fuera una persona con una enfermedad terminal, aunque el mayor no entendiera en ese momento la razón.

—Por supuesto. —Sonrió levemente— ¿Por qué?

Jeongin frunció el ceño y volvió al televisor. —Estamos viendo porno con una tipa sumamente caliente y no pareces ni un mínimo de interesado. ¿No es suficiente para sentirme intranquilo?

Hyunjin suspiró abatido. Jeongin tenía razón. En la pantalla de 32 pulgadas de su casa estaba rondando una película pornográfica de un trío bisexual. Los hombres eran sexys y con un porte de dioses griegos, perfecto para Jeongin, y la actriz era rubia con unos pechos grandes (prótesis, obviamente) y unas piernas preciosas, lo ideal para Hyunjin. Ambos hombres se besaban mientras uno penetraba a la chica por la boca y el otro la follaba de forma casi brutal. Era perfecto para el disfrute de una amistad hetero-gay, y ésto era completamente normal entre ellos desde hace años, pero Hyunjin no estaba en sí como para comportarse como usualmente haría -comentando sobre la técnica de kamasutra, alabando los senos de la chica, o burlándose de Jeongin diciéndole que él desearía ser el sumiso cuando el hombre más grande le hizo una felación. Lógicamente su amigo se preocupaba al notarlo sumamente callado.

Pero es que, diablos. Él no podía siquiera mirar la vagina de la actriz sin sentirse profundamente incómodo. Hace dos días que había pasado lo de Jennie, y así se fia la visitó por la mañana para no levantar sospechas.

Cómo él previno, la chica tuvo ganas de continuar lo que su hermana había interrumpido, pero Hyunjin había sido más inteligente y, justo cuando ella estaba por sacarse la braga él recibió una llamada de su propia hermana, Yeji, poniéndola en altavoz la chica le lloró diciendo que su novio le había terminado y ahora necesitaba a Hyunjin para consolarla.

Cabe destacar que Hyunjin le había pedido el favor, calculando el tiempo que transcurría en llegar a la casa de Jennie, saludarla y mantener una charla trivial hasta llegar a la cama, le indicó a Yeji que lo llamara a las 11:14 exactamente, y así lo hizo su niña. Tan buena actriz, le rogó a su hermano que se devolviera a la casa, y al escuchar el tono desesperado de la menor Jennie le exigió que fuera, que no se preocupara y que su hermanita era más importante.

Síp, todo estaba matemáticamente calculado.

Eso le daría al menos día y medio para pensar en qué otra excusa ponerle, pero ya no se le ocurría nada y estaba empezando a considerar decirle que su dentista le había contagiado SIDA o incluso tomar una pastilla de viagra.

Gracias a Dios que Jeongin le sacó de su conflicto mental, estaba a nada de volverse loco y de seguro que hablarlo con su mejor amigo le haría sentir mejor.

—Jennie y yo somos pareja —soltó sin más.

Silencio. Silencio por siete segundos antes de que Jeongin empezara a reír en alto y sin restricciones, sólo soltando profundos y sentidos <JAJAJA> mientras se retorcía en el sillón y pataleaba a la nada.

Hyunjin bufó y se cruzó de brazos molesto. Bueno, no esperaba menos, cada vez que él se recordaba de que por fin tenía novia también sentía algo divertido, pero aún así tuvo la esperanza de que el menor lo tomara aunque fuera un poquito enserio.

Cuando Jeongin dejó de reír por completo y le miró con una sonrisa, mostrando cómo sus ojitos se entrecerraban por el acto creando dos medias lunas con ellos, Hyunjin supo que sí él fuera gay definitivamente Jeongin sería su tipo.

Rápidamente desechó tal pensamiento raro y frunció las cejas.

—¿Y bien, sólo reirás? No te lo dije para que me mires así, necesito tu ayuda. —Admitió avergonzado.

Estrechez ❁ HyunInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora