Era un día lluvioso, Lilith se quedó trabajando en su oficina y cuando menos se dió cuenta el reloj ya marcaba las 12:00 a.m.-No puede ser, es tardísimo, pero por lo menos terminé.
Dijo orgullosa de sí misma, uno de sus contadores cometió un error y eso a Lilith no le agrado en absoluto, lo despidió y se aseguró de corregir y arreglar los daños causados.
Salió de su oficina, mientras miraba que ya todo estaba solo, seguramente el guardia de seguridad andaría rondando por ahí, pero a parte de ella seria el único que estaría en ese enorme edificio a tales horas.
Lilith tomó el elevador, presionó el botón que la llevaría al estacionamiento, bastaron a penas unos minutos y ya se encontraba saliendo de su empresa en su auto.
Iba por la carretera y apesar de ya ser tarde ella se encontraba cómoda, ese clima era su favorito, pero algo o más bien alguien la distrajo de sus pensamientos, a unos 100 metros de distancia pudo observar un coche parado a una orilla, solo distinguió que era una chica, dudo en si detenerse o no, pues ella, una heroína no era, se consideraba más bien la villana, sonrió ante ese pensamiento. Y termino deteniéndose.
Se estacionó detrás del auto, observó aún dentro del suyo que era un Rolls Royce.
-Interesante.
Dijo antes de bajar del coche.
La lluvia era bastante fuerte, pero a Lilith esa sensación le encantaba.
Pudo observar a una mujer recargada en su auto, le daba la espalda así que no podía mirar su rostro, además de que la lluvia tampoco ayudaba.
-Esos malditos rizos...
Dijo Lilith en sus pensamientos, esos rizos ella no podría olvidarlos, eran del peor ser que conocía. Por un momento se arrepintió y giro para regresar a su coche e irse, pero una parte de ella no podía dejarla, e involuntariamente retomó el camino a la que estaba casi segura que era la morena.
-Ups a alguien ya no le funcionó el cochesito.
Fue lo que supuso que le había sucedido a la morena, no encontraba otra explicación para verla ahí.
La morena se dió la vuelta y con fastidio miró a Lilith.
-De todos los seres que habitan en este planeta tenías que ser tú.
-Yo también me alegro de verte, bombón de chocolate.
Habían pasado dos semanas desde aquella cena, esa fue la última vez que se habían mirado, hasta el día de hoy.
-Lárgate antes de que...
-Antes de que qué...?
-Te encanta molestar verdad, hazme y haste un favor y vete.
-No seas grosera, encanto.
-Deja de decirme tus estúpidos apodos.
-¿Qué haces tirada a media carretera a estás horas, bombón?
-Que te importa.
-Dime, Altamirano.
-Mi auto se descompuso.
-Toca cambiarlo.
Se burló Lilith.
-¡Fuiste tú, maldita gata!
Se acercó a ella con furia y comenzó a empujarla y empujarla, ocasionando que Lilith estuviera dando pasos hacia atrás.
-Detente, encanto. Yo no sabotee tu cochesito.
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Eres Mía
RandomEl amor es algo que se describe como algo hermoso... Hermosamente doloroso. Lilith Montenegro, con solo 25 años de edad es una joven empresaria, multimillonaria, que ha tenido que saber manejar y soportar el peso de su apellido. Suele ser bastante...