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Gisela estaba hecha bolita en el sillón con la cabeza apoyada en las piernas de Nicolás el morocho acariciaba el pelo de la chica mientras ella cantaba como si no hubiera un mañana

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Gisela estaba hecha bolita en el sillón con la cabeza apoyada en las piernas de Nicolás el morocho acariciaba el pelo de la chica mientras ella cantaba como si no hubiera un mañana.

sentado debajo de un mango. Debajo de un árbol de mango—Gisela hizo un puño con su mano simulando que era un micrófono—sentado me puse a pensar.—

—¿Ah pensabas? —Alan se sentó a los pies de la rubia-castaña

—los árboles tenemos que cuidar.—dejo de cantar al sentir que Alan la había pellizcado—la concha tuya, Alan. Déjame en paz.

—y si no quiero? —pregunto Alan

Gisela lo miro—no sé, pero vamos a hacer una colecta para comprarte unos jeans porque parece que no tenes.—exclamo al ver los jeans rotos que usaba Alan

— y yo una colecta para unas neuronas nuevas para vos.—Gisela se sentó y miro arriba abajo al morocho con falso asco para después mirar a Lucía que iba pasando

—los que se pelean se aman.—exclamo la salteña

Gisela miro a Lucia—pero yo te amo a vos, Luchi—la salteña negó con una sonrisa, Gisela miro a la cámara y le pidió perdón de onda a la novia de Lucía—además yo no amo a gatos como este, que se la pasa de amiguita en amiguita.—Alan la miro

—¿Y vos qué? Vos también tenés amiguitos y no te digo nada—le dijo el morocho

—si, si, si.—dijo Gisela levantándose del sillón—anda con tus amiguitas.

—estaba tranquilita.—le dijo Nicolás al morocho—vos también la molestas, boludo.

—y bueno.—le dijo Alan con una mini sonrisa

las mujeres te buscan porque sos gatito.—Gisela paso cantando con intención que Alan la escuché

—Gisela, deja de pelearme—le dijo Alan

Ella lo miro—apa, andamos perseguidos me parece—el morocho asintió

—los que se pelean se aman, repito, los que se pelean se aman.—dijo la salteña ganándose una mirada de parte de su amiga

—yo te amo a vos, Luchí.—Gisela le mando un beso a la salteña

Lisandro le ofreció un mate a la chica ella acepto mientras los escuchaba hablar y sentía la mirada de Alan en su nuca, de que los dos tenían ganas de comerse la boca como si no fuera un mañana tenían ganas pero ahora la cosa era que los dos se animarán.

Porque si, no se animaban a dar el primer paso y menos con el otro, no sabían si era mejor hablar y aclarar las cosas entre ellos o ir directo al punto, se acercaba el viernes por lo que significaba que había fiesta y era la oportunidad perfecta para que pasara lo que tenía que pasar pero con Alan y Gisela nunca se sabe.

Única.       Nicolás GrosmanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora