Capitulo XXIV: Borracho.

2K 98 92
                                    

Salí de la habitación acomodandome la ropa con Santiago siguiéndome por detrás.

Decidimos que íbamos a irnos por diferentes caminos para que nadie sospeche. Si bien lo nuestro ya no era prohibido queríamos mantener un perfil bajo sobre lo nuestro.

Me estaba yendo por el ascensor y cuando vi a Santiago, que se iba por las escaleras, me guiño un ojo. Sonreí embobada.

Llegue finalmente al salón principal en el cual se desarrollaba la fiesta, sin su anfitrión que se encontraba durmiendo en la habitación que Santiago me habia hecho el mejor oral de mi vida hace minutos.

En mi cabeza se quedó la imagen de la cara de Santiago con los labios hinchados por chupar. Los ojos llenos de deseo. Los cachetes sonrojados.

Ignoré mis pensamientos a la vez que Romo se acercaba a mi. No puedo negar que el chabon era bastante sexy, pero no era mi tipo.

Entablamos una divertida conversación mientras estábamos sentados en una mesa.
Dirigí mi mirada hacia la pista de baile y mis ojos se abrieron como platos al verlo.

Santiago bailando pegado con Sandra.

Desvie mi mirada mientras bufaba y me cruzaba de brazos. Agustín se dio cuenta de mi fastidio y se rió.

-No te preocupes por Sandra -Dijo- Se rumorea que anda con un actor. Le gustan los actores.

-Que casualidad. Santiago es un actorazo. Fácil para las mentiras -Repliqué riendo sarcásticamente.

Agustin río conmigo mientras tomaba de su copa y me sacaba charla. Pronto se hicieron las tres de la mañana. Santiago estaba bastante borracho, por lo cual yo tuve que manejar.

Saludamos a todos los allí presentes y nos fuimos directo al auto

-Estabas hermosa hoy amor -Dijo entre balbuceos mientras se ponía el cinturon- Sos toda mía. Mía. Mía.

Puse el auto en marcha mientras comenzaba a manejar por las calles de Buenos Aires, directo a la casa de Santiago.

-Sí. Sandra también estaba muy hermosa, ¿No? -Dije.

Santiago se reía mientras pronunciaba palabras que no lograba entender gracias al efecto de su borrachera. Menos mal que la reunión era algo tranqui.

-Que Sandra ni que Sandra.. a mi me gustas vos -Confesó- Sandra es una vieja chota con las tetas caídas y el culo arrugado. Vos tenes altas gomas y el culo apretadito más hermoso del mundo. Además chupas como la puta madre, pendeja.

Lo mire.

-Sí, sí, dale. Se ve que te encantaba como te bailaba la vieja tetas caídas.

-No estés celosa, mi amor.. la única que se come todo esto sos vos -Dijo, para luego tomar mi mano y ponerla sobre su chota, apretando.

Saque la mano mientras dirigía mi vista al frente. Él ya estaba duro nuevamente.

Negué con la cabeza mientras reía.

Le dije que estaba borracho y que si quería hacer algo que tendría que esperar hasta mañana. Santiago comenzó a hacer un capricho como si fuera un nene de 2 años.

De pronto sentí como una mano comenzaba a viajar por mi pierna, de arriba hacia abajo. Cada vez subiendo más.

-Para.. Santi, estoy manejando.

-¿A mi que me importa? -Contesto bruscamente- Vos sos mía, nena. ¿O extrañas como te garchaba ese pelotudo? Yo soy muchísimo mejor.

Me tense mientras agarraba más fuerte el volante, rezando por llegar ya a mi casa.

Habíamos pactado que Santiago se quedaría a dormir conmigo hoy ya que su hija estaba haciendo una pijamada en su casa con unas amiguitas y la nueva niñera se quedaría cuidandolas.

Ya estábamos a unas cinco cuadras, cuando de pronto la mano izquierda de Santiago comenzó a meterse dentro de mis pantalones, buscando toquetear por encima de mi ropa interior.

-Estas toda mojadita, ja.

La puta madre.

-S-santiago.. para, baja un cambio.. -Dije, con la voz temblando.

-No paro nada, trolita. Además no te hagas que los dos sabemos que te encanta que te toque.

Siguió tocándome mientras yo sentía que me mojaba cada vez más. Deseaba poder llegar ya a casa. Estaba bastante cansada como para coger, pero seguramente él iba a insistir hasta volverse un poco exigente.

No puedo negar que me gustaba cuando me trataba mal.

Santiago seguía hablando, diciéndome cosas obscenas.. pero yo no lograba escuchar lo que decía por que el placer me estaba consumiendo.

En un abrir y cerrar de ojos ya habíamos llegado a mi casa. Estábamos tirados en la cama y Santiago me estaba abrazando mientras me masajeaba el orto.

-Que burra tenes hija de puta. Te juro que te haría 50 hijos. Si es por mi te dejo paralítica.

Iba a contestar cuando el teléfono de Santi empezó a sonar. Era la niñera. Santiago puso altavoz.

-¿Qué pasó? Te dije que me llames para cosas importantes nada más, gorda.

Hubo una pausa por parte de la otra línea.

-Veni ya, hijo de puta. Que tu nena no parece estar pasándola bien.

Reconocí esa voz al instante.

-¿¡Catalina!?

"Falso Amor" - Santiago Caputo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora