PROLOGO

154 8 10
                                    

¡BANG!

Una cálida brisa de verano sopló a través de mi rostro, y lentamente empezaba a recobrar la conciencia. Fue extraño, pensé. No recordaba haberme dormido, o acostado en general. Y la cálida brisa debería de ser inexistente, considerando que estábamos en pleno invierno.

El sonido del agua corriendo llegó a mis oídos, así como algunos pájaros que no reconocí, ni me importó. Esto era relajante, y merecía un descanso del trabajo, últimamente era muy volátil y estresante.

Rápidamente un fuerte dolor de cabeza atravesó mi cerebro, lo cual me hizo abrir los ojos, pero, en el momento en los abrí, el dolor desapareció tan rápido como llegó. Aunque el alivio no duró, ya que el dolor de cabeza fue reemplazado con extrañeza ya que, frente a mis ojos, había un hocico... un hocico negro y peludo, con una nariz igualmente negra y brillante. Rápidamente hice lo que cualquier persona cuerda haría.

"¡¡AAAAAAAAAAAHHHHHH!!" Grité lo más fuerte que pude, intentando sacudirme y mirar a mi alrededor, desafortunadamente, mi cuerpo tardó en responderme. Ahora que lo notaba, estaba bastante rígido, y a donde giraba mi cabeza, el hocico seguía mi vista.

Luego de gritar y tratar de girar por aproximadamente un minuto, logré calmarme un poco antes de un ataque de pánico. Respiraba fuerte, inflando y desinflando mi pecho, pero de manera constante. Cerré y abrí los ojos, parpadeando sin poder apartar la vista del hocico negro, pero algo llamó mi atención. El cielo era de un azul claro y brillante, acompañado de nubes blancas y esponjosas. El sol amarillo, redondo y demasiado brillante para mi gusto flotaba justo en el medio.

Tardé en darme cuenta de la discrepancia del asunto, el cielo en Nueva York era gris esta mañana, una gruesa capa de nubes se arremolinaba en la gran ciudad, sin dejar pasar los dorados rayos del sol, no como aquí. Girando la cabeza a mi alrededor, noté dos discrepancias más, los rascacielos con sus ventanas polarizadas fueron reemplazadas por frondosos arboles verdes, y la carretera por un lago. Para rematar, el hocico seguía mirando para donde yo mirara.

Empecé a mover mi cuerpo lentamente, quería ponerme de pie y analizar mi situación, mi anormal situación. Lento pero seguro, mi espalda hizo el trabajo y logré medio incorporarme. Desearía no haberlo hecho. Si el hocico de por si fue extraño, no me preparó para lo que siguió.

Mi cuerpo, rosado y pálido fue reemplazado por un pelaje liso negro como el carbón. Quería gritar de nuevo, pero me trague los gritos, eran una pérdida de tiempo. Miré el lago, y rápidamente se me ocurrió una idea. Reuniendo fuerza, logré ponerme de píe, aunque no fue fácil. Oh, olvidé mencionarlo, pero ahora tenía patas. Realmente quería prestar más atención a lo que sea que me hubiese pasado, pero necesitaba una confirmación y referencia visual de mi cuerpo para saber que tanto pánico debo tener.

Dar el primer paso fue más difícil de lo esperado, haciéndome caer sobre mi rodilla izquierda, pero del segundo en adelante fue bastante fácil recuperar mi ritmo normal. Diría que el shock fue lo más difícil de superar.

Una vez caminado hacia el arroyo, logré ver lo que asumí era mi reflejo, levanté mi mano derecha para confirmarlo, y en efecto, el reflejo copió el movimiento. Rápidamente escanee lo que al parecer era mi nuevo cuerpo.

Justo como el hocico confirmó, tenía un pelaje negro liso en casi todo mi cuerpo. De arriba hacia abajo, tenía orejas pequeñas en punta igualmente negras, mi hocico tenía una frondosa capa de pelo, honestamente, siempre quise un bonito bigote, pero no tenía la cara para tal lujo. Tenía un círculo blanco perlado en el pecho, y mis piernas también fueron reemplazadas con patas, de color negro carbón con botas de pelaje negro grisáceo, Ahora que lo veo, mis manos también parecen con guantes grisáceos. Giré mi cuerpo y noté que tenía una pequeña cola enrollada.

Schwarz Weiß.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora