El peliplata abrió sus ojos comenzando a despertar, viendo que estaba en un hermoso prado lleno de flores, estaba vestido con solo un vestido blanco y un velo blanco.
-Buenos días mi amor.- Escuchó el susurro de una voz cálida y suave a su lado.
Al voltear a ver, sollozó emocionado al ver al pelinegro de coleta. -Michi!- Se lanzó a sus brazos rompiendo en llanto. -Perdóname Michi! Por mi culpa tu estas... Estas...-
-Shhh... Si morí fue por mi propia decisión, no es tu culpa cariño.- Se puso de pié dejando ver que tenía un esmokin puesto. -Anda, te estábamos esperando.- Sonrió dulcemente tomando su mano ayudándolo a levantarse, dejándole ver una hermosa ceremonia cual boda. -Douma Loyola...- Se arrodilló abriendo una cajita dejando ver un anillo de oro con una piedra morada en el centro. -Quieres-
-SIIIII!!!- Gritó Douma interrumpiéndolo, se quitó el anillo de oro con una piedra roja y se lanzó a los brazos del menor.