Los viernes iban a volverse complicados.
Mientras deambulaba por los antiguos pasillos del colegio, cuyas paredes de piedra se encontraban intermitentemente adornadas con los escudos heráldicos de las casas y antorchas que lanzaban una danza de sombras parpadeantes contra el muro, Anako se percibía a sí misma como una figura casi etérea, vacía por dentro.
Aquella sensación de vacío no era total; recientemente, parecía haber tropezado con aquel fragmento perdido de su alma que siempre había anhelado, aquel que yace disperso en algún rincón remoto del mundo y, al ser hallado, revela ser el tesoro más precioso y oculto en las profundidades abismales del océano.
No obstante, la redención parecía un lujo fuera de su alcance. Estaba acorralada por las implacables expectativas familiares; una desheredación era inminente si sus parientes llegaban a saber que mantenía una relación con un Slytherin, hijo de unos presuntos Mortífagos y estrechamente vinculados al ominoso círculo del Señor Tenebroso.
La imagen pública que ostentaba, junto con su extenso y reverenciado apellido, no podían, bajo ninguna circunstancia, verse deshonrados o mancillados. La inclusión de un descendiente de Mortífagos en su linaje podría desencadenar una serie de eventos catastróficos, arruinando completamente el estatus y la reputación de su familia.
Con un semblante sombrío, Anako abandonó la sala común de Hufflepuff, ingeniosamente ubicada cerca de las cocinas y cuya posición era sutilmente delatada por los retratos que, de cuando en cuando, murmuraban entre sí al paso de los estudiantes. Se dirigía, con pasos reticentes, hacia su clase de Defensa Contra las Artes Oscuras.
Por primera vez, sentía una aversión palpable hacia la idea de asistir a clase, invadida por una ansiedad creciente ante la potencial reacción de Malfoy al verla, pero las manecillas del reloj no ofrecían alternativas; ya era hora.
Con los nervios a flor de piel, avanzó hacia su temido destino. Sus ojos, clavados en el suelo, y sus manos, aferradas con fuerza a su bolso, marcaban el ritmo de su inseguridad.
Eran exactamente las 11:45; necesitaba ingresar al aula antes de que el profesor Lupin notara su tardanza. La puerta se abrió inesperadamente justo antes de que pudiera tocarla; Malfoy emergió del salón con una expresión claramente agitada y cuando sus miradas se cruzaron, Anako procuró esquivarla rápidamente entrando al amplio salón, mientras se preguntaba acerca del motivo detrás del enfado evidente en el rostro de Malfoy.
- Señorita Nakamura, acérquese, por favor- solicitó el profesor Lupin, sosteniendo un voluminoso libro en sus manos y señalándole desde el frente del aula, decorado con tapices que representaban escenas de célebres batallas mágicas.
Con pasos medidos, Anako se acercó hacia donde el profesor le entregó los deberes que había asignado la clase anterior, añadiendo cinco resúmenes adicionales que la joven había elaborado por mero interés personal.
- No es necesario que entregue resúmenes adicionales junto con la tarea, señorita - comentó Lupin, observándola por encima de sus gafas.
- Lo lamento mucho, profesor, pero siento un placer inmenso al expandir mis conocimientos y frecuentemente encuentro que un solo pergamino no es suficiente para expresar todo lo que he aprendido - explicó Anako con una sonrisa antes de retirarse a un rincón del aula donde sus compañeras se congregaban cerca de las altas ventanas.
- A veces te pasas, Anakkie - comentó su amiga Emma, mientras se acomodaba el cabello corto y ajustaba el lazo en su cuello.
Anako apenas escuchó el comentario y no tuvo tiempo de responder, pues el profesor ya había comenzado a disertar sobre las intrincadas complejidades de los encantamientos de protección.
Sumida en sus pensamientos, reflexionaba sobre el significado de su encuentro con Malfoy, mientras sus ojos vagaban, perdidos en el movimiento de las sombras a través de las ventanas del aula.
- ¿Anako, estás bien? Pareces distraída - le susurró Emma, notando la mirada ausente de su amiga.
- Sí, solo estaba... pensando en algo - respondió Anako, esforzándose por concentrarse en las explicaciones animadas del profesor sobre la ejecución correcta de un hechizo complejo.
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Capitulo sorpresa! Por fin de año se merecían otro cap!
Espero que les haya gustado y gracias por leer.
- soo ♡
Corregido : 17/4/2024
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SMILE ✔
FanfictionAnako Nakamura no puede evitar lucir una sonrisa falsa todo el tiempo. Pero Draco Malfoy está ahí para hacer que esa sonrisa que ella siempre finge, sea de verdad. . Anako Nakamura siempre intentó llegar a la perfección, aunque nunca lo logró fing...