Hablamos de amar como algo encantador, que nos ayuda a salir de los malos tiempos, pero, nadie habla de amar como lo que a veces es, un dolor desgarrador en el pecho, que te consume y termina contigo lentamente, como el fuego.
Anako se sentía como un fuego que no quería ser consumido en medio de un huracán, como una vela que lucha por no desvanecerse en medio de un tornado, o como el corazón que se esfuerza para seguir latiendo.
Pero no tenia escapatoria, no tenia posibilidad, tenia que consumirse, desvanecerse y dejar de latir, por Draco Malfoy.
Le habían enviado una carta esta mañana, polvorienta y desgastada. La lechuza que la transportaba no lograba mantenerse de pie en el barandal de su ventana, con los ojos bizcos y la lengua un tanto salida parecía muerta.
- Oh, pequeño, déjame ayudarte. - susurró cuando levantó la mirada del viejo sobre. Levantó al animal del alfeizar de la pequeña ventana y lo llevó a su jaula. Este le picoteó los dedos unas veces pero se dejo mover al final.
Después de acariciar al animal un poco para que se tranquilizara, volvió a su mente el pequeño sobrecito que aguardaba en el tocador al lado de los perfumes de margaritas.
"Querida Anako,
No sabia si mandarte una carta seria lo más adecuado para hablar de esto, pero veo que no has reparado en mi en todo lo que lleva de la semana. No he podido sacarte de mi cabeza un segundo y las noches se me hacen eternas sin ti a mi lado. Se que tus padres te fuerzan a mantenerte soltera hasta que cumplas la mayoría de edad, Abbot me lo advirtió, pero eso solo me dio una fabulosa idea para seguir en contacto. Cartearnos. Seria lo mas adecuado y no habría forma de que nos descubran.
¿Qué piensas, mon amour? - Draco L. Malfoy"
Observó la carta abierta en sus manos y suspiró, no podía hacerlo, aunque solo fueran cartas. No se sentía capaz de desobedecer las ordenes de su familia de nuevo.
No se sentía capaz de defraudarlos, no otra vez.
.෴.
Anako trató de concentrarse en su desayuno, pero cada bocado le resultaba más difícil de tragar. Observó de reojo a Draco Malfoy mientras él conversaba animadamente con sus amigos Slytherin. ¿Cómo podía ser que algo tan simple como su presencia le afectara tanto? Era como si un fuego ardiente se extendiera por su pecho cada vez que lo veía.
Decidió salir rápidamente del Gran Comedor antes de que la visión de Draco la abrumara por completo. Mientras caminaba por los pasillos solitarios, pensó en la carta que había recibido esa mañana. Las palabras de Draco resonaban en su mente, tentándola con la promesa de una conexión secreta, fuera del alcance de sus padres. ¿Podría realmente resistirse a eso?
Esa tarde, Anako se encontró nuevamente en la biblioteca, buscando refugio en los libros para escapar de sus pensamientos tumultuosos. Mientras hojeaba las páginas, encontró una vieja novela de amor ambientada en un castillo encantado. Las descripciones de pasiones prohibidas y romances clandestinos la transportaron a otro mundo, lejos de la realidad que enfrentaba.
De repente, levantó la vista al sentir que alguien la observaba. No había nadie a su alrededor, pero el sentimiento persistió. Una sombra en la periferia de su visión la hizo sobresaltarse. ¿Era solo su imaginación jugándole una mala pasada o algo más?
Anako decidió concentrarse en sus estudios, pero incluso en la sala común de Hufflepuff, sus pensamientos seguían siendo consumidos por la carta de Draco. Se preguntaba si alguna vez podría resistirse a la tentación de abrir su corazón a alguien tan imponente y misterioso como él.
Los días pasaron, y Anako se encontró cada vez más aislada en sus propios pensamientos. Sus amigas, aunque bien intencionadas, parecían vivir en un mundo completamente ajeno al suyo. No encontraba consuelo en sus conversaciones triviales sobre chicos y tendencias de moda. A veces se preguntaba si alguien realmente entendía lo que estaba experimentando.
Una tarde, mientras caminaba por los terrenos del castillo, se encontró con un grupo de estudiantes practicando hechizos bajo la guía de un profesor. Entre ellos estaba Draco Malfoy, demostrando su destreza con un encantamiento complicado. Anako se detuvo un momento, observándolo con fascinación y un ligero nudo en el estómago.
La noche cayó sobre Hogwarts, trayendo consigo una sensación de inquietud para Anako. Se encontraba sola en su dormitorio, con solo el suave parpadeo de la vela en su mesita de noche para acompañarla. La carta de Draco estaba sobre la almohada, tentándola con su promesa de un amor clandestino.
Sin embargo, algo en el fondo de su corazón la detuvo. No podía permitirse desafiar las reglas de su familia, no después de lo que habían pasado. Aun así, el anhelo de conexión y emoción la mantenía despierta en las noches.
Los días se volvieron monótonos y predecibles, pero Anako seguía sintiendo como si estuviera en llamas cada vez que cruzaba miradas con Draco. No podía entender por qué su presencia ejercía tal magnetismo sobre ella. Era como si estuviera atrapada en un ciclo interminable de emociones encontradas.
Una tarde, durante una clase de herbología, Anako encontró una flor rara en el jardín del castillo. La belleza frágil de la flor le recordó la fragilidad de su propio corazón. Guardó la flor en un libro y se preguntó si alguna vez tendría el coraje de enfrentar lo que sentía.
Los días se deslizaron en semanas, y Anako se encontró cada vez más atraída hacia Draco, a pesar de sus propias reservas. Cada mirada furtiva, cada encuentro casual alimentaba la llama que ardía en su interior.
Finalmente, una tarde lluviosa, Anako decidió responder a la carta de Draco. En medio del repiqueteo de la lluvia en las ventanas de su dormitorio, tomó la pluma y comenzó a escribir.
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Espero les guste y grax por leer.
P.D: Feliz cumpleaños a Jisoo que hoy es su cumple ✰✰✰
- soo ♡
Corregido : 17/4/2024
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SMILE ✔
Fiksi PenggemarAnako Nakamura no puede evitar lucir una sonrisa falsa todo el tiempo. Pero Draco Malfoy está ahí para hacer que esa sonrisa que ella siempre finge, sea de verdad. . Anako Nakamura siempre intentó llegar a la perfección, aunque nunca lo logró fing...