5

158 34 4
                                    

Empezar a trabajar como representante de su territorio fue difícil. No tenía ni un solo descanso y siempre estaba de un lado a otro o encerrado en una oficina mientras llenaba informes, mismo que aumentaron en 1956 cuando entro a la ONU y ahora tenía que llevar informes a aquella joven organización, además de asistir a juntas cada cierto tiempo.

Pero su padre estaba con él y solo esperaba la hora de salida para llegar a su casa y cenar. La hora de la comida seguía siendo un poco silenciosa, pero ver como a su padre esforzándose por darle un momento de paz era suficiente para seguir trabajando.

O eso pensó hasta que llegaron a sus oídos las críticas.

"Débil"

"Insuficiente"

"Estorbo"

"¿En serio ese es nuestra representación?"

"Esperaba...otra cosa"

"¿Seguro que podrá con el país? No se ve tan, como decirlo...inútil"

Si, era un país débil, era obvio. Apenas habían pasado unos años desde que acabo la guerra, no podían solucionar las cosas de un día para otro. Y aún así mandaron un escrito a su padre para hacerse cargo.

—N...no entiendo. — Tenía una hoja en su mano leyendola por décima vez desde que su hijo se la entrego. — ¿Quieren que te entrene?

— Si, es...es por precaución. — Su padre no estaba enterado de los comentarios hacia su aspecto y fuerza, y no quería que se enterarán. Mentir un poco no estaría mal si era para no preocupar a su padre. — No tienes que hacerlo si no quieres, es solo un capricho de los humanos, tu sabes cómo son.

— ¿Tú quieres...que te entrene?

Los ojos de su padre, rojos como los suyos, pero que siempre habían sido opacos o con un muy pequeño brillo, ahora se veían tan esplendorosos, dos rubis que brillaban al verle. Orgullo, emoción o ilusión, no lo sabía, pero quería verlo todos los días y no tardó en asentir emocionado mientras su cola se movía de un lado a otro.

— Bien, entrenaremos un día a la semana para que no sea tan pesado para ti.

Se veía tan emocionado por empezar que no dudó en decirle que empezarán justo al día siguiente. Amaba ver qué su padre podría mostrar más emociones positivas dirigidas a él y no solo eso, verlo arreglarse momentos antes de su primera lección le hizo sentir que su padre podría salir de su depresión por ese medio. Tal vez por fin saldría de casa aunque sea unos minutos.

Le vió entrar al dojo de la casa mientras le esperaba sentado sobre sus piernas. Era como si su padre hubiera viajado en el tiempo y se quedó con la apariencia de sus mejores años. O eso había sentido en ese entonces, pero simplemente tenía el cabello recogido en una coleta un poco suelta y un kimono gris con negro que nunca le había visto puesto.

Pero desde una perspectiva ajena a él, solo era un padre que se esforzaba por su hijo, llenándose de orgullo al verlo lleno de impaciencia por aprender algo de él. Simplemente sentía que por fin estaba haciendo algo bien como padre.

Así es como aprendió a usar la katana, con lecciones que su padre se esforzaba en darle con claridad, sin nada de hostilidad y con mucha paciencia. Recuerda la dulce y calmada voz que le corregía o sugería sobre su agarre o posición, o las prácticas que eran más un juego donde su padre procuraba no lastimarlo.

Aprendió a defenderse físicamente, se volvió bastante bueno manejando la katana.

Pero no aprendió a defenderse verbalmente contra los insultos. No hasta después de muchos años.



























Volviiiiii

Ya cortito pero volví que es lo que cuenta

Después de 8 dias les deseo feliz año nuevo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Después de 8 dias les deseo feliz año nuevo

Japón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora