Recuerda muy bien la primera vez que se quiso ver femenina. Fue después de haber visto La rosa de Versalles, y la idea de vestirse como mujer se metió en su cabeza al pensar que una chica podía vestirse de hombre.
Pero eso estaba mal, lo llamarían loco por decir eso en voz alta. La única vez que lo dijo fue con Alemania, no resultó mal, pero tampoco bien. Fueron tantas noches en que se dijo a si mismo que no iría en contra de lo que la sociedad estipulaba, y aún así, en un impulso a mitad de la calle, compro una falda plisada de color azul. Estaba de moda, las veía en todas partes, y solo pensaba en lo bonitas que se veían mientras entraba a la tienda y pagaba con nerviosismo, convenciendose de que todo estaría bien.
Entró a su casa con cautela antes de avisar que había llegado, sintiéndose tranquilo al ver que su padre estaba en la cocina preparando la cena. Fue directamente a su cuarto para guardar sus compras en un cajón, e hizo toda su rutina de siempre, aliviandose al recordar que hoy no tocaba entrenar.
Mientras hacia su trabajo estuvo atento a lo que su padre hacía, hasta que esté se fue a dormir. Se espero 15 minutos antes de revisar que este si estaba dormido.
Se dirigió a su cuarto, sacando la falda con miedo, pero con la idea de que solo era para comprobar que no se sentiría como el mismo. Se la probaría y pensaría en lo ridículo que se veía con ella, si eso pasaría.
Terminó de subir el cierre para después mirarse en el espejo, sonriendo inconscientemente al pensar que se veía bien. Se acomodo un poco la falda para que quedará recta, y se fajo la camisa blanca de manga corta que traía.
Comenzó a dar vueltas para poder ver otros ángulos de su vestuario, sonriendo aún más al ver su figura. La falda acentuaba su cintura y no se sentía incómoda, sobre todo al ser bastante larga, tal vez se vería mejor con otra camisa, había visto una blanca con flores rosas que...
Su mirada fue al reflejo de su rostro, notando como la sonrisa iba desvaneciéndose de a poco para ser sustituida por una expresión aterrada.
¿Qué se supone que estaba haciendo? Esto no era así, se supone que tenía que...tenía que sentirse asqueado y avergonzado por usar ropa de mujer, no feliz y ansioso por comprar más ropa.
Esto...esto estaba mal.
— ¿Qué mierda estoy haciendo? — Se preguntó así mismo, en medio de su solitaria habitación, sin nadie que lo juzgará más que él mismo. Pero eso no quitó el hecho de que se sintiera como si hubiera cometido una atrocidad.
Los ojos comenzaban a picar por las ganas de llorar que tenía. Era una extraña sensación de vergüenza y desesperación, junto con decepción y miedo.
Tomó su falda para poder quitársela, bajando en cierre con lentitud y poder deslizar aquella prenda con facilidad. La doblo y la coloco en la misma bolsa de plástico donde se la habían entregado, la cerró con un nudo y la dejo caer justo al lado de su cama. Abrió su cajón de la ropa, sacando su pijama para prepararse para dormir. Apagó la luz y se cubrió con las sábanas, solo para hacerse bolita debajo de estas, cubriendo su boca para tratar de callar los sollozos que ya no pudo contener.
Fue una tonta idea comprar esa falda. Una tonta, estúpida e inútil idea que no volvería a tener.
O eso pensó en aquel momento.
Un mes después, al pasar por la misma tienda de ropa, vió desde afuera una camisa de manga larga, adornada con flores azules, y en el cuello un listón para hacerle un moño. En un impulso compró la camisa pensando en que se vería muy bien con la falda. Y mientras pagaba encontró un cinturón negro con hebilla dorada.
— Ta...también sería el cinturón — Le dijo a la chica que atendía, recibiendo una sonrisa como respuesta antes de que metiera sus compras en una bolsa.
— ¿A tu novia le gustó la falda?
Había dicho esa mentira la vez anterior, pero no creyó que lo reconocerían o que le preguntarían. Así que fue inevitable ponerse más nervioso.
— Eeh, s...si, pensé...pensé que esto debería bien con la falda — Solo quería que le dieran la bolsa con sus cosas, se estaba poniendo nervioso por mentir de esa manera.
— Si, creo que se vería bien
Por fin le extendió la bolsa, agradeciendo de inmediato cuando la tuvo en sus manos. Estuvo a punto de correr, de no ser por la voz de la mujer.
— Creo que también le quedaría muy bien este broche.
Había sacado una caja con un broche de una flor azul. Se veía bonito, del mismo color que la falda, y con unos pétalos más claros a un costado. Fue inevitable comprarlo.
Hizo lo mismo que la vez anterior, esperando el momento indicado para vestirse. Busco la falda con desesperación, encontrandola debajo de la cama, suspirando con alivio al no recordar si la había tirado o no.
Está vez se vistió con prisa, ansioso por verse, pero cuidando no maltratar la ropa. Se puso el cinturón, no sin antes fajarse la camisa, y volteo a verse al espejo.
Se veía mejor, el cinturón ayudaba mucho con su cintura, y la camisa con el listón me daba un aire más femenino. Con emoción buscó el broche, moviendo la cola con felicidad mientras se lo colocaba. No tenía el cabello largo, pero tampoco muy corto, así que pudo acomodar algunos mechones para que se viera decente.
Cuándo terminó, una extraña sensación de felicidad le invadió. Agradecía tener hombros pequeños, porque ahora podía hacerse pasar por una mujer, o bueno, por lo menos confundiría a algunas personas que le vieran.
Su sonrisa permaneció mientras se quitaba su ropa, volteando de vez en cuando a ver su reflejo. Pero, como era de esperarse, el sentimiento de culpa volvió.
Esto estaba mal ¿No?
Pero le gustaba.
¿Él estaba mal?
Y con esa pregunta en su mente durante una semana, terminó yendo a una tienda de cosméticos, preguntando por un labial para su novia.
En el momento en que se lo puso fue cuando se sintió realmente bonita. Un labial rosa, muy claro y apenas notable en la piel humana, pero que resaltaba su piel blanca, la que él veía. En serio se veía... bonita.
— ¿Qu... qué estoy pensando? Yo...yo...me veo ridículo
Sonrió con amargura, tratando de no llorar por su autocrítica ¿Qué más podía hacer? Era un fenómeno, el era un hombre, no una mujer "bonita".
— Deja de jugar comportate como debes — Se arrancó el broche de un jalon, llevándose algunos cabellos en el proceso — Eres un adulto, una representación de todo un país — Se quito la blusa con apuro, arrojándola lejos, sin pensar en dónde caería — No eres una pais del que todos se puedan burlar — Terminó con la falda, quintandosela sin cuidado, rompiendo el cierre al jalarla — No des mascota vos para que lo seas.
Ahí contesto su pregunta. El estaba mal, y buscaría como curarse.
Pobre de mi bebé.
Ya tenía muchas ganas de que vieran como inicio todo el proceso de Japón. No fue de la mejor manera y será mucho más difícil durante el proceso, así que habrá mucho más drama y eso.
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Japón
FanfictionJapón actualmente es una chica energética que siempre anda ayudando a su padre en el café, y dándose unas cuantas horas al día para saber sobre la vida amorosa de todos, es su mayor hobby. Siempre esta arreglada, con su cabello largo y su faldas y v...