CHAPTER 14 🤍

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Sus caderas se meneaban al compás del viento, en un intento de calmar su ansiedad por qué esa puerta de metal que se le presentaba al frente fuera abierta y de ella saliera su lindo chico

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Sus caderas se meneaban al compás del viento, en un intento de calmar su ansiedad por qué esa puerta de metal que se le presentaba al frente fuera abierta y de ella saliera su lindo chico. Tenía la curiosidad desbordante en preguntas sobre cómo se vería la casa, qué había preparado para la ocasión, si estaría usando prendas formales como él o algo más casual, fomentando el sentimiento hogareño que estar juntos les ocasionaba.

Su cabeza cavilaba en tantas opciones, tratando de ignorar que cuatro cajas lo rodeaban y una bolsa de papel con estampando ocupaba sus manos, para no sentirse avergonzado por sus impulsivas compras que por poco lo dejan sin crédito en una de sus tarjetas. Aunque en eso también culparía a Jimin, pues en vez de regularlo y conciliar un mejor uso de su dinero, se dejó llevar por la emoción y juntos desnudaron varios estantes.

Esperaba, al menos, que sus regalos le agradaran al futuro dueño.

—Llegaste antes —la voz de su pareja, asomándose apenas por una grieta de la entrada, lo trajo de vuelta a la realidad.

—Solo un poco —admitió, esquivando un paquete para darse paso al interior.

Jungkook, dándole campo, no se animó a salir de detrás del metal, dejando solo su cabeza a la vista y evitando siquiera que pudiera acercarse a saludarlo como correspondía. Sonrió enternecido por la imagen que su menor le daba. Decidió no cuestionar, acomodando en el suelo la bolsa y yendo por el resto de los detalles.

Seguramente se sentía tan nervioso y emocionado como él.

—Aún no está lista la cena —comentó, aun en su escondite—. Debiste llegar a la hora que acordamos.

Taehyung, al dejar la última caja en la entrada, vio imposible resistirse al pequeño reclamo que recibía. Tomando el borde de la puerta con su diestra, la separó del cuerpo contrario, mientras con su zurda se enredaba en la cintura ajena, acortando la distancia entre ambos y besando sus labios lentamente. Se tomó el tiempo de probar la rosada piel que tenía un gusto dulce, como si los hubiera humectado con algún glaseado o mermelada. Lo cual no sería imposible, pues el delantal que envolvía su cuerpo le confirmaba qué estuvo haciendo minutos antes de ir a su encuentro.

WHO [KTH & JJK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora