El verdadero juego

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Llegaba muy tarde.

Las clases empezarían dentro de unos minutos y yo seguía subiendo como un loco las escaleras del castillo para llegar a la primera jornada del día.

Luego de haber hablado con Lily con respecto a James y Severus habíamos ideado un plan que no tenía fallas, no sólo le abriría los ojos a mi amigo, sino que ayudaría a Lily a poder estar con James.

Mientras caminaba por los pasillos del colegio vi como varios Slytherin y Griffindor se amontonaban en la puerta de la clase. Sonreí secretamente.

-¿Qué están viendo todos?- Pregunté inocente.

Un Griffindor fue el que me explicó los detalles.

-Parece que la nueva y feliz pareja del colegio no es tan feliz como aparentan.

Ante mi vista pude apreciar como habían cientos de imágenes y fotos de todos los tamaños y colores repartidas por las paredes del salón y que seguían un camino hacia gran parte de la estructura del castillo.

Pero era el contenido lo que a todos les importaba y es que en éste se encontraba a Quejicus besándose con Lucius en el lago negro. Una escena muy asquerosa, si me lo preguntan, pero servía para mis planes.

Sonreí victorioso por la idea, así la serpiente rastrera no iba a manipular nunca más a mi amigo, ya que James se daría cuenta de lo fácil que era.

-Y aquí viene la pareja del año.- Dije con disimulada felicidad. Ambos venían tomados de la mano junto a un muy lindo Remus.

-Hola Monny.- Susurré, mientras me acercaba deprisa a su lado y dejaba atrás a la pareja para llevarme a Monny lejos del alcance del futuro desastre.

Él me dedicó una sonrisa tímida, tomándose ocasionalmente su cabello. Señal de nerviosismo.

-¿Por qué estás nervioso? ¿Qué te hicieron? Mataré al que te haya hecho...

Sus manos tocaron mi boca en una señal de que me callara, que obedecí al instante.

-Siempre piensas las cosas más absurdas, Sirius.- Sonrió.

-Espera, estás hablando conmigo otra vez, ¿Cierto?- Le tomé las manos y las entrelacé cariñosamente.

-Eres mi amigo, claro que no podía estar mucho tiempo enojado contigo.

"Amigo" Era curioso que ya esa palabra no me gustaba cuando la ponía junto al nombre de Remus. Él se merecía mucho más que esa simple palabra, ya que siempre me hacia sentir raro en mi estómago y cada vez que me sonreía mi corazón sonaba más duro y sus ojos, Merlín, podía perderme en ellos por horas y horas; y ni hablemos de esa boquita color sandía que de seguro sabría riquís....

-Sirius no me estás escuchando.

Salí de mi trance.

-Lo siento, es que te extrañé mucho.- Lo abracé muy fuerte. Adoraba abrazarlo últimamente y que mi cabeza terminara en su cuello para respirar su magnífico aroma. Me acurruqué en el hueco de su cuello y sonreí. -¿Qué me decías?

-Que no vuelvas a ser un idiota.- Podía sentir como volteaba los ojos.

-Eso es imposible. Siempre seré un idiota, por eso te tengo cerca, para controlarme, eres el único al que escucho.

-Y me escucharás esta vez cuando te diga que dejes en paz la relación entre James y Severus ¿Cierto?

No contesté a eso.

-Sirius.

-Demasiado tarde.- Susurré.

Los gritos no se hicieron esperar y un muy furioso Quejicus se acercaba a mí con pasos fuertes.

Mintiéndo por ti Donde viven las historias. Descúbrelo ahora