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Me desperté sobresaltada al sentir un fuerte golpe en mi mejilla, al girarme pude percatarme que era la mano de Coraline que me había golpea al moverse en la cama. Reí un poco al percatarme que estaba durmiendo en la misma posición que Nieve, con los brazos hacia arriba, el estomago descubierto y la cabeza girada hacia el lado izquierdo de la cama. Espiré mi brazo sobre ellos para poder alcanzar mi teléfono, eran solo las 08:11 de la mañana aún me quedaba más de una hora y media para poder llegar a clases, por lo que cuidadosamente me levanté y me dirigí a la cocina para poder dejar el plato de Nieve listo con su alimento y su arenero limpio mientras yo iba a buscar mi ropa y bañarme; volví a mi habitación cuidadosamente y en silencio mientras sacaba un suéter con cuello alto beige, una falda negra, medias negras y mis botas para poder adentrarme al baño por fin. Una vez lista, salí del baño atando mi cabello en una coleta alta para despertar a Coraline.

- Coraline... venga, despierta- la mecí de un lado a otro.

-No quiero, déjame dormir una hora más-refunfuño mientras se escondía bajo las mantas moviendo a Nieve en el proceso despertándolo.

-Venga vamos que tenemos que ir a clases- no hubo respuesta-venga vamos te hare waffles de desayunar-

-¿Con Fresas y chocolate?- bajo solo un poco las mantas permitiendo ver sus ojos marrones.

-Con fresas, chocolate y crema batida-

Asintió levantándose poco a poco mientras iba a la cocina a preparar el desayuno. Coraline siempre a sido más como una hermana pequeña que como una amiga, por lo que siempre que iba por la despensa compraba fresas, chocolate liquido, crema batida y mezcla de waffles para ella, ya que siempre los comía cuando estaba triste. Al entrar a la cocina vi a Nieves ya comiendo, por lo que me dedique a cocinar mientras escuchaba a Coraline cantar mientras se bañaba, ella era realmente una gran cantante y se había llevado demasiados premios por ellos y por su habilidad con el piano, pero ese no era el mundo en el que ella quería vivir, siempre prefirió ser espectadora en los conciertos que el artista que se presentaba.

Coraline llegó a desayunar un segundo después de tener todo servido, luciendo tan espectacular como siempre, con su vaquero ajustado, sus tacones y cárdigan que hacia juego con su remera ajustada. Tomó su café como si fuera una bebida en el desierto para luego empezar a comer.

-Ay amiga, como amo tu comida-

-Vamos, sabes que compro la mezcla ya preparada-

-Lo sé, pero a pesar que compro la misma marca nunca tienen el mismo sabor que los que preparas-

-No digas tonterías, lo único que cambia es que yo los preparo y por eso te gustan-

-Tienes razón, prefiero que tu los prepares con todo el amor para mi, amiguita bella-

Ambas comenzamos a reír por su comentario, siempre solía hacer bromas así. Al terminar de desayunar dejamos todo limpio y ordenado, para luego tomar nuestros bolsos y nuestros abrigos para poder dirigirnos a la universidad, aunque solo serían unos 10 minutos caminando ya que el apartamento quedaba cerca tanto de la academia como de la universidad. 

Al llegar a nuestro salón pude sentir un aroma conocido, pero a decir verdad no sabía de donde conocía ese olor, era como olor a cigarrillo con mezclado con manzana verde y madera, era un olor sutil pero agradable. Miré hacia todos lados tratando de descubrir de donde provenía el olor pero  no lograba ver a nadie, como si alguien hubiera entrado al salón y luego salido rápidamente. Éramos las primeras en llegar por lo que nos sentamos junto a la ventana en los asientos de la fila de en medio, dejamos nuestros abrigos en el respaldo de nuestros asientos y cada una empezó a sacar lo que necesitaría. Coraline se propuso llamar a sus padres para informarles que estaba bien, a pesar de que estaba enojada y triste por ellos, sabía cuanto se preocupaban por ella, mientras tanto yo me dedicaba a dibujar a Coraline y Nieve como los había visto durmiendo hoy. Poco a poco comenzaron a llegar los demás estudiantes, pude ver como Mathew me saludaba mientras me preguntaba con una seña si Coraline, quien al verlo entrar bajo la vista, a lo que respondí con señas que estaba bastante triste, a lo que él solo pudo suspirar y sentarse en uno de los asientos del fondo del salón.

El profesor Taylor entro dejando su maletín sobre su escritorio, al verlo todos guardaron silencio, ya que a pesar de que él era un profesor muy amable, era bastante serio con respecto a su clase, ya que después de todo Teoría del Arte era una de las ultimas clases que tendríamos todos juntos antes de seleccionar nuestra área, que podría ser bellas artes, pintura o escultura. 

-Buenos días estudiantes, como todos saben no falta mucho para que termine este primer semestre de Teoría del Arte I y comience el siguiente semestre para posteriormente cada uno se especialice en su ámbito, pero antes de eso debo informarles algo, ven aquí-

Ante sus palabras un joven de cabello negro ingreso al salón, no podía ver bien su rostro ya que el avanzó hacia el profesor con la cabeza gacha, pero podía distinguir sus manos repletas de tatuajes y unos aretes negros en los lóbulos de sus orejas, pude sentir el aroma que en un principio me invadió al entrar al salón. Casi en cámara lenta pude ver como levantaba su rostro poco a poco. 

MIERDA. Era él. Era el jodido chico con el que estado soñando desde los 15 años, después de casi 5 años puedo verlo en vivo y en directo. Realmente no sabía como sentirme, era imposible que algo así pasara en la vida real, no era una jodida novela. 

Él comenzó a mirar a su alrededor como si nada de eso le importara realmente hasta que sus ojos cayeron en mi, eran más azules que el cielo y el océano, era un infinito azul que sentía como si me absorbiera, no podía dejar de mirarlo, como si no hubiera nada más en el mundo que él y yo. Él se vio visiblemente sorprendido, pero rápidamente mostro una sonrisa que hizo suspirar a varias.

Maldición, era guapo y lo sabía el muy desgraciado.

Pude sentir como mi rostro se sonrojaba mientras él profesor Taylor comenzaba a hablar nuevamente, a lo que solo agrandó más su sonrisa.

-Él es Jake Maxwell, viene de Liverpool, se unirá a nuestra universidad ya que fue trasladado...-

No pude seguir escuchando lo que decía el profesor Taylor, ya que él, ahora sabía que su nombre era Jake, hablo moviendo sus labios en silencio diciendo tan solo una frase, "Hola Rojita". 

MIERDA


Sueños PintadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora