— Lunes, martes y jueves desde las 9 de la mañana, que es a la hora a la que se despierta, hasta las 23:00, y la recojo donde me digas.
— Y viernes y sábados sólo por la mañana, desde las 9 hasta las 14.
— Y lo demás libre, a no ser que sea una emergencia.
Firmo el contrato que tengo delante y se lo devuelvo a Gabry con una sonrisa enorme.
Llevo 2 horas en su casa para conocer a su mujer, acostumbrarme con las cosas de casa, pasar un examen rápido para demostrar que soy apta, alergias o cosas que no le gusten a Mikaela y hablar de los horarios.
Su casa es muy acogedora a pesar de ser grande.
Tiene flores y cuadros en todas partes haciendo la casa muy colorida y bonita.Es de dos pisos. En el primero están el salón, la cocina, el baño, la lavandería y un pequeño gimnasio-biblioteca para Gabry y su mujer; en el segundo piso están las habitaciones, un cuarto de juegos, una terraza con sillas y mesas y un baño extra.
Tiene un amplio jardín con columpios, un huerto y la caseta de su perro que está en casa de los abuelos de Mikaela de momento.
Mikaela salta a mis brazos emocionada y chillando en cuanto acepto la mano extendida de Gabriele cerrando el contrato.
— ¡Qué bien, Maia! ¡Estaremos más tiempo juntas!
Me río y le doy un beso en la mejilla, — lo sé pequeñaja, vamos a pasárnoslo genial, ya verás.
— Nos vemos el lunes entonces, aquí tienes las llaves y una copia del contrato por si acaso. Ten una buena tarde cuore.
— Igualmente, nos vemos pronto pequeñaja.
Salgo de la casa con las llaves en mano, el móvil en la otra y una sonrisa enorme que nadie me podrá quitar en bastante tiempo.
Cruzo la calle para dar una vuelta por los puestos de la playa y de paso coger algo para picar.
No te lo crees ni tú misma, quieres ver al sexy italiano.
Cállate conciencia.
Voy hacia el puesto de los gofres que compramos ayer Nicolas y yo mientras miro hacia la playa.
— Hola, quería comprar unos gofres de chocolate sin nueces, por favor.
— Per mia fortuna, è la stessa bella ragazza di ieri.
Lo miro confundida sin entender lo que dice y por un momento temo que no entienda el inglés, — eh, no entiendo italiano, perdona.
— Lo sé, un gofre con chocolate sin nueces, ¿cierto?
Asiento incómoda y vuelvo a mirar hacia la caseta de socorristas que se ve a lo lejos buscando a mis nuevos amigos sin suerte.
Deja de engañarte Maia Atropos.
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Un verano junto a ti. (Borrador)
De TodoMaia y su padre, siempre han sido ellos dos contra el mundo. Solo hasta que su padre decidió seguir su vida y casarse con una italiana preciosa que conoce en uno de sus tantos viajes. Su padre le promete una vida mejor junto con el cariño materno qu...