Capítulo 19

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–¡Estoy enamorado de ti, Yashiro Nene! –Exclamó él, ella se quedó paralizada ante la repentina confesión.

–Yo... –no sabía que decir, no podía formular palabra alguna, estaba tan feliz que no sabía que decir.

–Di algo, me estás poniendo nervioso –Dijo él con sus manos temblorosas mientras los colores subían poco a poco al rostro de Yashiro.

–¿por qué? –Preguntó como si fuera algún tipo de respuesta automática –¿por qué te gusto?

–porque... porque sí, digo, eres Yashiro Nene, eres bonita, sabes cocinar bien, eres independiente, eres fuerte, genial, inteligente, comprensiva, amable... y has estado conmigo por tanto tiempo que sería más estúpido preguntar por qué no me gustarías –la expresión de Amane era igual de vergonzosa que la de Yashiro que intentó ocultar su vergüenza y felicidad entre sus manos –Dime algo, ¡si me vas a rechazar sólo hazlo! –Exclamó el chico ya desesperado por el silencio.

–¡¿Cómo te voy a rechazar si también me gustas?! –Respondió tan alto como él, sólo entonces se dio cuenta de cómo lo dicho. Se puso la capucha del pijama y en ella intentó esconder la cabeza haciéndome bolita –No, no te lo quería decir así –murmuraba lamentándose –trágame tierra...

–¿Qué yo qué?

–Que... que me gustas –Murmuró nuevamente, Amane no podía creer lo que oía.

–Yashiro, dímelo otra vez –pidió tocando el hombro de Yashiro que se negaba a dejar su estado de bolita.

–¡Que me gustas! –Exclamó fuerte y claro levantándose bruscamente. Antes de que pudiera darse cuenta, Amane ya la tenía envuelta entre sus brazos abrazándola fuertemente como si de soltara Yashiro fuera a desaparecer.

–Me gustas mucho, Nene, desde hace mucho tiempo –Susurró al oído de la contrataría que al escucharlo le correspondió el abrazo igual de fuerte.

Se quedaron así un rato, estaban tan felices y nerviosos que no sabían que decir o que hacer. Al cabo de un rato Amane sintió pesados sus brazos y al fijarse en el rostro de la contraria notó que esta dormía. Se preguntó por un segundo si sus brazos eran alguna clase de somnífero para Nene.

–Buenas noches, Yashiro –Susurró al oído de esta y suavemente la recostó acomodando su cabeza en unas de las almohadas y con el mismo cuidado se acostó a su lado cubriendo a ambos con una manta de polar no sin antes apagar el televisor que emitía el ending de la serie.

Al día siguiente la chica de ojos rojizos se despertó sintiendo desde la cocina el olor de unos huevos fritos. Guiada por el aroma se levantó y al asomarse a la cocina vio a Amane ya vestido y recién bañado preparando el desayuno.

–¿Amane...? –Habló algo somnolienta, el mencionado volteó y vio allí a la chica despeinada y con ojitos de sueño aun.

–Buenos días, Nene –Saludó sonriéndole cálidamente. Al ver esa sonrisa Nene despertó por completo cayendo en cuenta de lo que había pasado la noche anterior poniéndose nerviosa al instante.

–Ve a sentarte, está casi listo –La chica simplemente asintió y fue a sentarse sin poder decir media palabra. Amane por su lado estaba igual de nervioso, pero tantos años gustando de Yashiro le habían dado la increíble habilidad de fingir demencia.

–No te hubieras molestado con el desayuno –Mencionó Nene al ver a Amane sirviendo el desayuno: uno par de huevos en cada plato como ojos y una salchicha cocida como boca, una viruta feliz.

–Quería hacerlo –respondió sirviendo además algo se jugo recién comprado, ¿Cuánto tiempo llevaba despierto?

–Gracias. Se ve bien –Comentó pariendo un poco de la clara del huevo y la probó, su sonrisa fue suficiente para que Amane se diera cuenta de que le había gustado. Antes de que Yashiro dijera algo, Amane le puso al lado un poco de pan de molde blanco que enseguida usó la chica para untar en la yema del huevo. Se veía tan feliz comiendo que Yugi por un momento imaginó vivir así siempre con ella: hacerle el desayuno y verla disfrutar de este alegremente.

–Yugi Nene –Pensó fugazmente. Los colores se le subieron al rostro –Que bueno que te guste –Respondió intentando ocultar si nerviosismo sentándose frente a ella empezando a comer.

–Eres muy bueno haciendo huevos –Dijo la chica algo burlona, Yugi no era exactamente un Master Chef.

–Soy muy bueno haciendo huevos, fritos, revueltos, a la copa, cocidos... –enumeró como si esa fuera su mayor habilidad. Yashiro respondió con un carcajada dulce que Amane percibió como una canción bonita –¿Quieres salir hoy?

–¿a dónde?

–A ningún lado en específico, sólo veamos que encontramos en el camino –Yashiro asintió ante la idea, se apresuró a terminar de comer y fue a arreglarse rápido, en lo que ella se bañaba y vestía, Amane lavaba los platos y ordenaba la sala, la de ojos rojos insistió en ayudar, pero este se negó rotundamente y le apresuró a vestirse.

Al cabo de una hora, siendo ya las 10:30 a.m, salieron juntos del edificio caminando sin rumbo simplemente viendo todo al rededor, a ninguno le preocupó en ese momento la conversación de la noche anterior, sabían ya lo que sentían el uno para el otro y eso les bastaba hasta cierto punto.




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