Últimamente Mauro estaba super distante, pasaba horas extra en el estudio y no me daba ni bola.
Benjamin ya estaba en el primario, estaba re mayor.
Una notificación me saco de mis pensamientos, Mauro me ha enviado un "Tenemos que hablar". Mi pulsación se acelero, ahí ya flasheé que algo pintaba. Tenia miedo, y los malos pensamientos rondaron por mi cabeza.
Todo el día con una intriga bárbara, pensando qué podía ser aun que me imaginaba lo peor.
Me arreglé con una mezcla de emociones agridulces y me dirigi al sitio. Llego al lugar y veo luces, velas, música tranqui...
Ahí caí que esto no era joda común. Me latió fuerte el corazón.
—Hola. —digo y él me sonríe.
Comenzamos a charlar re tranquilos, pero Mauro estaba re inquieto, se le notaba a kilómetros que algo le bullía.
—¿Mau que tenias que decirme?
—pregunto por fin.
En un momento, saca una caja, me empezaron a latir fuerte los nervios.
Abro la caja y veo el anillo más hermoso que podía imaginar. Y Mauro, con toda la onda, empieza a decir unas palabras súper dulces.
Mauro, nervioso como nunca, empieza a decir:
—Mica, vos sabés que te conozco desde siempre. No hay día que no agradezca haberte encontrado. Me hiciste mejor persona, me llenás el alma con tu risa y tu compañía. Quiero estar a tu lado en todos los momentos, los buenos y los no tan buenos, que por cierto ya los hemos pasado y aparte de ser pareja somos como hermanos. Por eso, hoy quiero preguntarte algo muy importante para mí. Micaela, ¿querés compartir tu vida conmigo, ser mi compañera en este viaje que es la vida? —pauso y ahí, entre nervios y con una sonrisa enorme pero nerviosa a la vez, me dijo. —¿Te querés casar conmigo?
No podía estar más feliz. Con los ojos llenos de lágrimas, le dije
—Mauro, ¡sí, sí, mil veces sí! Obvio que quiero compartir cada risa, cada abrazo, cada momento bueno y malo a tu lado.
—Lo agarre de las mejillas haciendo que me mirase directamente a los ojos.
—Gracias por hacer de mi vida algo tan maravilloso Mau, te amo con toda mi alma, porque el alma nunca muere.
Y Mauro, se le iluminó la cara como nunca. Una noche increíble, una locura de emociones, te juro que no me va a pasar nunca desapercibida.
Las segundas oportunidades si que existen y no siempre salen mal.
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Gracias por acompañarme en el proceso de esta historia, pero llegamos al final por fin.
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