¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
"You were much more than that."
[✨. 💧. 🔥]
NARRADORA: KASSIA JONES 🔥
La noticia del accidente del baño se esparció inmediatamente. A donde quiera que fuéramos, los campistas nos señalaban y murmuraban algo acerca de agua de inodoro. O quizás ellos solo nos veian mi, Annabeth y Evaster, que estábamos todavía bastante mojados.
—Tengo entrenamientos que hacer— dijo Annabeth mirándonos de reojo a mi y a Percy—, la cena es a las siete y treinta. Solo tienes que seguir de la cabaña el pasillo hacia el comedor.
Para mi sorpresa, el hijo de Apolo había tenido la boca cerrada todo el trayecto, y para mi doble sorpresa seguía con nosotros.
—También debería irme— murmuró Evaster callando mis pensamientos—. Aquí ya no hay nada que hacer ni damiselas que salvar.— exagero
Yo lo observé juguetona.
—No necesitábamos tu salvación, lo único que hiciste fue terminar empapado.
—Tienes razón, Annabeth no necesitaba mi salvación, lastimosamente.— la rubia rodo los ojos al oír el intento número 50 del chico por declararle su eterna devoción
Otra larga historia.
—¿A donde vas ahora, Annie?— canturreó el
—A donde no vas tú, ¡y no me llames así!
—Ok, Beth.— la nombrada resoplo— Nada interesante pasaba hace mucho en este campamento, espero ver tus habilidades de cerca este viernes gotitas.— dijo el castaño hacia Percy
Este lo miro incrédulo.
—¿Como?
Pero como cada apodo que Evaster ponía, no le daba explicación.
—Nos vemos pronto, chica en llamas. Sabes que estoy de tu lado.
Nunca entenderé como el hijo de Apolo y yo nos hicimos amigos, solo sé que siempre ha estado allí así que no le buscaba tanta explicación y solo agradecía por su compañía. Annabeth nos dio un asentimiento y luego de observar con malas pulgas a Evaster que ya se estaba alejando, se fue corriendo.
Al final regresamos al lago, donde el camino llevaba de vuelta a las cabañas. Nos quedamos en silencio un rato más, sobretodo porque no sabía qué decirle a Percy. No percibía molestia, o desagrado hacia mi de su parte, cosa que me tranquilizó un poco.
—Kassia, siento lo de los inodoros.
Voltee a mirar al pelinegro con empatía, porque si él había causado esa reacción en el baño, era por su protección. Podía ver en sus ojos la vergüenza y eso me causó ternura, en realidad, ya no parecía el amargado que llevaba conociendo desde niña.
