Capitulo 37

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Izuku: oye Tn! Adivina que

Tn: dime.

Izuku: bueno, recuerdas a mi madre? Inko?

Tn: si? —dejo a un lado lo que estaba haciendo y voltea a verlo.

Izuku: bueno, ella me dijo que quería conocer a Daisy, le he hablado tantas veces de ella y... de ti... que quiere verlas a las dos, si no es mucha molestia —dijo con pena y emoción a la vez.

Tn: y porque no lo dijo desde antes?

Izuku: ella... ella sabe que tu y yo ya no estamos juntos, entonces... Al menos quiere conocer a su nieta, le daba pena decírtelo o decírmelo directamente.

Tn: Jaja, claro, ella puede visitarnos cuando quiera, cuando vendrá?

Izuku: el fin de semana podría venir.

Tn: excelente.

Durante el fin de semana, realizaste las tareas de limpieza en casa y arreglaste a Daisy cuidadosamente para la visita de Inko.

Daisy: mami, vamos a salir algún lado?

Tn: no cariño, hoy viene tu abuela.

Daisy: mi abuela? Y ella quien es?

Tn: tu abuela es la mamá de Izuku o sea tu padre y ella quiere conocerte.

Daisy: enserio? Y cual es su nombre?

Tn: Inko Midoriya...

En realidad, te ponías nerviosa. Hacía bastante tiempo que no veías a Inko, y temías recibir algún regaño o mala reacción, aunque sabías que era comprensible.

Repentinamente, el timbre de la residencia resonó. Finalizaste el proceso de arreglar a Daisy y te encaminaste con ella hacia la puerta. Inhalaste profundamente y optaste por abrirla, encontrándote con Izuku acompañado de Inko.

Tn: b-buen día, señora Midoriya...

Inko: Tn! Me da un gusto verte! Te heché de menos!

No anticipabas esa respuesta, y mucho menos un gesto afectuoso por parte de ella. Aunque con confusión, aceptaste el abrazo mientras observabas a Izuku con una sonrisa. De repente, Inko volvió la mirada hacia Daisy, lo que la emocionó aún más.

Inko: ella es mi nieta!? Es muy hermosa! Daisy, no es así? —La pequeña mira a Inko con timidez escondiéndose atrás de ti — oh! Lamento mi emoción, es que, no puedo creer que al fin la conozca, es preciosa!

Tn: si, lo es, pasen adelante porfavor.

Izuku e Inko ingresan, toman asiento y comparten un tiempo juntos, conversando sobre diversos temas. En cierto momento, Inko consideró preguntarte sobre las razones de tu partida del país, pero reconociendo que no era el momento adecuado en presencia de Daisy, optó por evitar que te sintieras incómoda en su primera visita. En cambio, enfocaron la conversación en temas más triviales, centrándose especialmente en Daisy.

Inko: Izuku me ha hablado mucho de ti, cariño! Desde tu llegada a Japón, ha estado maravillado.

Izuku: Mamá!

Inko: jajaja, Izuku, que tiene de malo, además, cada que me cuentas algo de TN o de Daisy lo dices con una alegría.

Izuku experimentó timidez, mostrando rubor en presencia de TN, quien no pudo evitar sonrojarse también y reírse ante las palabras de Inko.

Tn: Jaja, ya veo —lo viste con una linda sonrisa.

Inko: pero, woow! Tuvieron una niña tan linda! Tenía tantas ganas de conocerla, pero por lo que veo, es un poco tímida.

Tn: así es, le teme a las personas nuevas, pero ahora mismo le tiene mucha más confianza al saber que es la madre de Izuku.

Inko: si! Se dejo cargar por mi!

.....

El día estaba por oscurecer, Inko ya tenia que irse al igual que Izuku.

Inko: me encanto verte de nuevo!

Tn: lo mismo digo, puede visitarnos las veces que quiera, es usted bienvenida.

Inko: enserio? No sabes lo agradecida que me siento, eres muy amable!

Tn: muchas gracias, señora Inko.

Inko: noo, gracias a ti chiquita, Adiós Daisy.

Daisy: hasta luego señora Midoriya!

Izuku y tú se encontraban unidos de la mano inconscientemente; intercambiaron miradas por un instante con una sonrisa.

Izuku: fue una agradable visita, gracias Tn.

Tn: no hay de que, v-vendras mañana?

Izuku: si, vendré.

Ambos se observaron en silencio, manteniendo el contacto de sus manos. Aunque Izuku se alejaba, ninguno deseaba soltarse. Finalmente, te liberaste de su agarre y lo viste distanciarse.

La experiencia fue sorprendente para ti. A pesar de las expectativas de posibles reproches por parte de Inko, no se materializaron. Tras tanto tiempo sin verse, parecía que Inko apenas te reconocía. Su actitud afable y su amor por su hijo contribuyeron a tu felicidad.




Continuará...






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