CAPÍTULO 5: ARMADURAS

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El ambiente se tensó en solo unos segundos, el silencio la ponía cada vez más nerviosa, pero aun así no se arrepentía de lo que acababa de hacer. Estaba a punto de decir alguna cosa, pero Sasuke se le adelantó.

—Si sabes que no somos cercanos no entiendo por qué estás tratando de "ayudarme"—dijo con énfasis en la última palabra y en un tono cargado de sorna. —¿Acaso me veo como alguien que necesita ser salvado? —soltó déspota.

Muchas personas se habrían visto amedrentadas por el aura intimidante que el Uchiha irradiaba, pero a los ojos de Hinata era distinto. Ella lo veía como un animal atacando solo para intentar protegerse.

—Lo hace, parece que necesita ayuda—dijo seria desconcertándolo.

Estaba preparado para contrarrestar o atacar a cualquier cosa que la chica le fuera a decir, pero aquello no lo había esperado. No estaba preparado para esa respuesta, esa chica lo trastocaba por completo. 

Cabreado con ella y con el mundo decidió que lo mejor era que se fuera, no quería ni un segundo más seguir allí, gastando saliva en algo que le resultaba incómodo, así que ignorando las palabras de Hinata se marchó sin decir nada más.

Una vez se quedó sola se sintió muy confundida, parecía que lo que fuera que afligía al chico era más profundo de lo que se veía a simple vista.

Durante el resto del día Sasuke la evitó como la peste, incluso se había saltado la última clase para no seguir viéndola, solo haciendo que la culpa arremetiera contra Hinata, no había querido hacerlo sentir incómodo.

—¿Vamos a mi habitación? Mi madre me ha mandado un vestido que compró la semana pasada, pero creo que te quedaría mejor a ti—dijo Temari a una distraída Hinata. —¿Hinata-chan? —dijo preocupada, acercándose a su amiga.

—Lo siento Temari-chan, pero creo que debo ir a arreglar algo—dijo para luego marcharse dejándola con la palabra en la boca.

Lo había intentado, de verdad que había intentado no pensar demasiado en lo sucedido con el Uchiha, pero sentía que de alguna manera u otra había herido aún más al chico y la culpabilidad no la dejaba tranquila.

No sabía cómo, pero quería arreglar las cosas con él, sino su conciencia no la dejaría tranquila. Todavía no sabía muy bien que le iba a decir al chico, pero su primo siempre le decía que hablando se entiende la gente, así que por una vez en su vida deseaba seguir su instinto sin arrepentimientos ni sobrepensar demasiado la situación, quería solo actuar como le dictaba su corazón, así se equivocara.

Una vez estuvo frente a la puerta de Sasuke de nuevo varias dudas arremetieron contra ella, pero al recordar el rostro de Sasuke no quiso retroceder.

Nerviosa tocó la puerta, los minutos pasaron, pero nadie respondía.

—Uchiha-san por favor ábrame, necesito hablar con usted—dijo Hinata aporreando otra vez la puerta.

Al otro lado Sasuke se removió molesto en la cama, no entendía porque esa chica estaba haciendo todo eso. Sus constante golpes no hacían más que molestarlo, pero por más que trataba de ignorarla parecía que la chica estaba decidida a seguir allí hasta que la abriera.

Cansado de su instancia hizo lo que Hinata tanto deseaba.

—Ya está abierta, ahora me dejas en paz —dijo molesto mientras la fulminaba con la mirada, pero ella no se amedrentó.

—Si he dicho algo que le sentara mal a Uchiha-san, discúlpeme. Pero estoy preocupada por usted—dijo haciendo que Sasuke cada vez la entendiera menos.

Parecía que por más intimidante que se tratara de ver, la chica no se acobardaba. Sentía que necesitaba tomar otro enfoque para conseguir que la chica se marchara y lo dejara solo de una vez por todas.

—¿Quieres hacerme sentir bien? —dijo acercándose peligrosamente, haciendo que por inercia ella retrocediera.

Hinata miró sus ojos, a simple vista podía ver altanería, pero de alguna manera sentía que aquello solo era una ilusión, que sus oscuros orbes escondían mucho más.

—Quiero ayudarlo—dijo en tono bajo haciendo que esta vez fuera él quien retrocediera confundido.

—Hyuga, déjame solo. No lo voy a repetir—soltó de nuevo en tono venoso, pero de nuevo Hinata sintió mucho más, sus ojos eran más expresivos.

—No sé qué es lo que lo aflige, pero déjeme ayudarlo—dijo y sin poder evitarlo acarició la mejilla del chico.

Aquello fue lo último que necesito Sasuke, sintió que con ese contacto su cordura se perdía y en un acto de puro instinto aprisionó los labios de la chica.

Hinata se quedó unos segundos estática por la repentina acción, pero a medida que la lengua de Sasuke invadía su cavidad bucal comenzaba a reaccionar, intentando seguir el compás de los labios del chico.

No era su primer beso, después de que Naruto la había rechazado, en sus vacaciones conoció a un apuesto albino que le hizo sentir un maravilloso amor de verano. Había tenido varias primeras experiencias con él, pero el recuerdo de Naruto había hecho que esa relación no pudiera avanzar más, ya que en el fondo sabía que solo lo estaba utilizando. Tan avergonzada había estado por su actitud que ni siquiera se lo había podido contar a Temari, por eso se negó a intentar nada con alguien más, no deseaba lastimar a otra persona.

Pero ahora, parecía que todo eso estaba en segundo plano, los besos que Sasuke le proporcionaba solo generaban una demanda mayor en Hinata. Eran adictivos, casi como si hubiera probado una droga. En su mente solo estaba esa maravillosa sensación que él le producía.

Cuando se separaron por falta de oxígeno Hinata sintió como si saliera de un trance.

Por su parte Sasuke, casi como si su mano estuviera poseída agarró una de las nalgas de Hinata, deseando ir más allá, pero frenándose gracias al poco autocontrol que le quedaba. Ella solo pegó un pequeño brinco al sentir ese contacto y aunque parte de ella la alertaba que lo mejor era alejarse. Por más raro que pareciera se quedó quieta.

—Si no te vas creo que no voy a poder responder por mis actos—dijo Sasuke con voz ronca solo logrando que las ganas de alejarse de Hinata flaquearan aún más.

Ella no había ido a buscarlo para aquello, solo le preocupaba su actitud, pero de nuevo cuando sus ojos se toparon con los de él se sintió atrapada.

—Quiero ayudarlo —volvió a decir haciendo que Sasuke esbozara una demoniaca, pero atrayente sonrisa.

—Tú te lo has buscado Hyuga—dijo tirando de ella haciendo que entrara en su habitación.

Naruto volvía de la biblioteca, estaba extremadamente cansado. Sakura lo había amarrado a la silla para que avanzara con el trabajo que tenían juntos. De alguna manera había podido sobrevivir a la tortura y ahora que casi eran las nueve de la noche, indicando el toque de queda, solo quería ir a su habitación y lanzarse en su mullida cama.

Pero cuando giró el pasillo que lo encaminaría a su recamara vio destellos de una larga melena azulada, que desapareció cuando una puerta se había cerrado.

—¿Esa era Hinata? —dijo Naruto dudoso.

Negó, aquello era imposible. Hinata era una amante de las normas, jamás estaría a esas horas en la sección masculina, seguro se había equivocado.

Notas de la autora: Bien, debo decir que deseaba dejar esto para más adelante, pero a medida que escribía el capítulo sentí que este era el momento correcto. De igual modo espero que les haya gustado, espero su apoyo y comentarios. 

Gracias por todo.

Ya nos leemos.

Mi chico maloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora