Capítulo 7.

254 13 4
                                    

Narra Malú.
No entiendo cómo esto ha podido suceder, pero ahora mismo estoy eufórica del momento acabado de vivir. Sinceramente no sé exactamente cómo reaccionar, así que he decidido dejarme llevar por el corazón, aunque sea por esta vez.

P: Lo..lo...lo siento no debí hacerlo

- Cállate - respondí con voz agitada

P: Qu...qué...¿Qué?

- Que te calles, joder - dije a la vez que agarré su nuca con fuerza y lo atraje hacia mi.

Nuestros labios se unieron y se empezaron a buscar desesperadamente. La tensión sexual que había entre nosotros era muy exagerada.
Nuestra respiración cada vez estaba más acelerada y la temperatura entre nosotros subía. Al no separar nuestros labios ni un segundo, nos tropezamos el sofá, donde anteriormente estábamos sentados. De un momento a otro, empujé su cuerpo al sillón, de manera que quedó tumbado.
Las intenciones justo en ese momento eran claras, no sabía si estábamos haciendo lo correcto, pero después de tanto tiempo, me apetecía volver a sentirle de nuevo.

P: ¿Estás segura de esto? - preguntó con voz seductora

- No lo sé - contesté

Me subí a su torso y sin separarme de su boca, empecé a desnudarle comenzando por la camisa de botones que llevaba puesta. Al deshacerme de ella, observé su medio cuerpo desnudo y empecé a dejar pequeños besos en él hasta toparme con el pantalón. Al quitarle el cinturón y todo el resto que sobraba, un escalofrío recorrió mi cuerpo. Iba a continuar bajando, hasta que nos hizo girar y quedó encima de mí.

Narra Pablo.
Siento una excitación en estos momentos, que no puedo resistirme a pensar si estamos haciendo lo correcto.
Me encuentro encima de ella y lo que hago es morder y besar su cuello, algo que por experiencia, sé que le pone.
Me deshago fácilmente de su camiseta y llevo las manos suevamente a su espalda para desabrochar su sujetador de encaje negro. Sigo bajando y al bajar la cremallera de sus pantalones, no dudo en perder el tiempo, y meto mi mano por su intimidad. Logro escuchar su satisfacción y veo cómo se remueve al sentir mis dedos en su interior.
Pasados aproximadamente dos minutos, saco mi mano lentamente y me deshago al completo de lo que cubría la mitad de su cuerpo.
Los dos nos besamos sin poder parar y nos hago uno de golpe. La siento tan dentro de mi, que mis ganas aumentan y nuestros cuerpos se unen cada vez con más fuerza y ritmo.

Nos encontramos los dos tumbados en el sofá del salón, abrazados. Hay un silencio muy incómodo entre nosotros. Hace un rato que ambos nos hemos vestido y desde ahí, no hemos hablado ni media pablabra. La situación está tensa.
Somos, o por lo menos, soy consciente de que no hemos hecho lo adecuado, ya que primero deberíamos haber hablado las cosas. Estoy muy confuso porque no sé cómo reaccionará ella, ni lo que está pensando en estos momentos. Me incorporo un poco y decido ser yo el que tenga la iniciativa.

- Maa..Malú.. - consigo balbucear

M: No hemos hecho lo correcto, Pablo, ¿Ahora qué vamos a hacer? - respondió - Yo..creo que debería irme.

- Vale, pero antes déjame decirte una cosa.

Veo que me capto su atención y me escucha atentamente.

- No quiero que esto que acaba de pasar empeore las cosas. Es cierto, no lo hemos hecho bien, pero ya está hecho, no hay vuelta atrás. Por favor, no quiero que estés mal, ya habrá otro momento en el que podamos hablar con tranquilidad - aclaro con media sonrisa

M: Está bien, no te preocupes, ya hablaremos. - me dice con una mirada que noto que está nerviosa - Por cierto, gracias por haber aceptado mis disculpas sobre el tema de ayer.

- No es nada, anda. ¿Quieres que te acerque a casa? - propongo

M: No hace falta, he venido en mi coche, pero gracias por ofrecerte a llevarme

- Ni que no te hubiera llevado ya... - digo con segundas

M: Pablo...te he dicho que no quiero que me saques el tema del pasado - responde en tono de pesadez

- Vale, vale, perdona. A veces me sale solo, al ester cerquita tuyo y recordar muchos de esos momentos. Pero bueno, ya me callo, que otra vez me voy al mismo tema.

- Bueno, te acompaño a la puerta

Al marcharse nos despedimos con dos besos y un abrazo, algo que yo entiendo como el comienzo de nuestra reconciliación.

Narra Malú.
Me subo al coche y respiro hondo. Aún no me creo todo lo que ha pasado hoy con Pablo, así que, al estar tan saturada con tantos temas, se me ocurre la magnífica idea de llamar a mi Alborán. El camino se me hace más ameno desde que escucho su voz y todas las carcajadas que tan facilemente me provoca.

PA: Y bueno Lula, ¿Qué tal el otro día en la gala la conversación con López?

Hasta que el sol deje de brillar - PalúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora