Capítulo 5 || Álvaro

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Tenía que dejar de pensar en él.

En como podía integrarle, en si sería buena idea irme con él y dejar de estar con mis amigos, en si se seguía sintiendo fuera de lugar.

En si seguía queriendo marcharse de aquel sitio.

No sé en que momento aquel chico de mirada triste y sonrisa dulce se había convertido en un pensamiento habitual, pero no podía parar de pensar en Paul en cualquier situación. Quizá esas noches entre luces y sombras en las que habíamos sido confidentes el uno del otro habían hecho estragos en mi perjudicada mente y lo que yo suelo llamar delulu.

En ese momento, volvía a estar más o menos oscuro, mis amigos estaban tirados por los suelos. Juanjo y Martín, que hacía días que se sentían más libres para enseñar su relación, estaban mirándose el uno al otro de una forma que me provocaba un sentimiento de envidia en el interior. Obviamente no por ninguno de ellos, si no porque parecía tan fácil hacerlo para ambos, aquel gesto para él significaba un mundo. Por otra parte, Ruslana y Bea correteaban por alrededor cantando una canción elegida por la parejita.

Volví a mirar a mis amigos. Pude ver como Juanjo, que parecía un libro cerrado con candado en todos los aspectos amorosos, le soltaba un te quiero con los ojos brillando. Me cansé de ver aquello, y mis oídos captaron una melodía muy conocida en el piano. Giré la cabeza y pude ver por la puerta a Paul, ensimismado en las teclas y con cara de frustración.

Respiré hondo y me levante, bajo la atenta mirada de mis amigos, que pensaban que me uniría a su abrazo por los suelos. No fue así, porque en su lugar entré en aquella sala que tantos momentos nuestros había visto.

Él no levanto la vista. Ni siquiera parecía haberse dado cuenta de que yo estuviese ahí dentro. Parecía cansado, y decaído. Era cierto que esta semana no le habían salido muy bien las pruebas, le habían dejado al ras de aquella experiencia, y si se sumaba aquello con sus problemas anteriores... Digamos que, salía el Paul que tenía ante mí.

No quise hablar, tan solo me senté con él, tan cerca como pude. Aquella semana tampoco estaba yendo demasiado bien para mí, los fantasmas del pasado también me habían encontrado entre esas paredes, quizá por eso mismo le entendía a la perfección.

— ¿Estas bien?

Soltó la pregunta antes que yo, aunque ambos podríamos haberla dicho. Yo le miré, directo a los ojos, preguntándome si quería la verdad o tan solo me devolvía favores anteriores.

En aquellos ojos oscuros y tristes pude ver que realmente quería saber como me encontraba. Eso me abrazo más de lo que esperaba el corazón. Solté un suspiro antes de responder.

— No lo sé. No sé como tengo que sentirme, la verdad.

— Suele pasar, si...

Antes de que pudiese intentar animarme, volví a hablar.

— ¿Recuerdas cuando me dijiste que quizá te irías? — Paul asintió, sin comprender nada— Ahora lo entiendo más. Siento que no me merezco estar aquí. No tengo el talento del resto, yo entré aquí de los últimos, estuve a punto de no estar aquí.

— No pienses eso, Álvaro. Eso no es verdad. Si estás aquí es porque lo mereces. Y a mi me pareces una de las personas más talentosas de aquí dentro.

Sonreí al escucharle, porque era el único que me había dicho todo aquello. Ha decir verdad, era el único con el que me había abierto.

Como había hecho noches atrás, estire la mano hacia él y sentí al instante sus dedos entrelazarse con los míos. Le miré a los ojos, recibiendo una pizca de felicidad saliendo de ellos. Sonreí tímidamente y solté lo primero que se me vino a la cabeza.

— Toca algo. Por favor.

Paul me miro sin entender nada. Había sido demasiado repentino, pero acepto con gusto. Me enseño un trozo de una canción que había compuesto ahí dentro. Para devolverle el favor, yo hice exactamente lo mismo.

No recuerdo en qué momento acabamos los dos sentados en la butaca del piano, tan pegados que nuestros cuerpos se rozaban sin  quererlo. Paul me miró y yo intente aguantarle la mirada, pero la baje hacia el piano, escuchándole.

— ¿Y esa frase?

— ¿Cuál...?

— La de la libreta, justo encima de la letra de la canción.

La leí antes de responder, y quise largarme de allí, recordando el momento en el que lo escribí.

Hacia pocos días habíamos tenido una clase de composición por grupos. Teníamos que elegir un tema, y yo escribí aquello.

"Me da miedo enamorarme pero contigo es más fácil."

Levante la vista de la libreta, y volví a encontrarme sus ojos. Aunque gran parte del tiempo estuviesen tristes, aquella noche parecían brillar más que nunca. Los miré fijamente al responder.

— Me da miedo enamorarme pero contigo es más fácil, si.

— ¿Pero, a que se refiere?

No respondí inmediatamente. Ni siquiera a los pocos segundos. Me otorgue un momento para inspeccionar aquellos ojos. Podía ver la duda en ellos, quizá la ilusión, el miedo. Eran un batiburrillo de sentimientos, pero tras hablar solo vi uno.

— A ti.

La sorpresa se instalo en aquella piscina  oscura, para dejar paso a la ternura. No sabia si sentirme bien con aquello, pero mi corazón decidió sentirse protegido. Su mano paso por mi mejilla, de manera casi imperceptible. De hecho, quiso quitarla tan rápido, que me obligue a mi mismo a poner mi mano sobre la suya, de forma que acunase mi cara.

En mi interior, ese momento habría acabado con un beso. Y sus ojos me decían que él sentía lo mismo. Pero nos quedamos así. Y me pareció perfecto.

🤍
Espero que os guste. Siento tardar tanto. Y siento que sea todo tan triste o soso.

Those eyes|| OT2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora