Capítulo 12. Paul

394 26 3
                                    

Aquella experiencia estaba llegando a su fin. Quedaban pocas semanas de curso, y por tanto, aquella academia cerraría también sus puertas. En aquel momento la nostalgia me invadió y solo pude observar a mi alrededor, queriendo guardar cada detalle en mis retinas. La sala de Manu, uno de los profesores, se había convertido en mi pequeño refugio allí dentro y no quería despedirme de esa sala.

Además, había vivido tantos momentos allí dentro con Álvaro. El susodicho apareció por la puerta, como si le hubiese invocado. Tenía el mismo aspecto nostálgico que yo, todos estábamos así, claro. Le sonreí apenado y abrí mis brazos, a los que acudió enseguida.

— No quiero irme de aquí... —susurro contra mi cuello.

— Ni yo, Alvi... Pero piensa que aún quedan unas semanas por delante.

— Ya... Pero...

Álvaro se separó de mí, yendo a sentarse a una de las sillas altas de la sala. Me acerque a él, poniéndome enfrente suya, ocupando el hueco de sus piernas. Su cabeza estaba agachada hacia abajo y jugaba con uno de sus anillos. Le cogí de las mejillas con delicadeza, obligándole a mirarme.

— ¿Qué ocurre...? — sus ojos se encharcaron casi al instante, llenándose de lágrimas — Ey... ¿Estas bien? Me estas preocupando, Álvaro...

— Ya no quiero irme... —soltó como pudo— No quiero despedirme de esta sala, ni de Bea... Ni de ti...

Aquello hizo que mi corazón se encogiera, tanto que le abrace de nuevo, sintiendo sus lágrimas sobre mi hombro.

— Que no estemos aquí juntos no va a cambiar nada, bobo...

— Pero es que... — se coloco bien de nuevo, tomando una pequeña bocanada de aire— Tú te vas a Granada, y yo a Sevilla... Es... Imposible que nos veamos tanto. Y yo quiero estar contigo...

Sus labios se curvaban en un puchero que le hacia ver aún más tierno de lo habitual. Aquella sonrisa apenada volvió a aparecer en mi rostro mientras dejaba pequeñas caricias sobre sus mejillas.

— En mi maleta hay sitio para ti, Alvarito.

El chico se rió, pero al instante le volvió a salir un sollozo. Negué con la cabeza divertido, ante el cambio de emociones que estaba presenciando.

— No te rías... Estoy muy sensible.

— Venga, Guti, vamos a animarte anda. Déjate de llorar.

Me separe de él, obligándole a ponerse de pie, pero ni siquiera pude hacer nada más, porque Noe apareció por la puerta indicando que fuésemos a la sala principal.

Juntos nos encaminamos hacia los sofás, sentándonos juntos. Su mano estaba entrelazada aún con la mía y aproveche para acariciarle con el pulgar, intentando calmar su pequeño berrinche interior.

Noe, al ver que ya estábamos todos juntos, empezó a hablar.

— Bueno, queridos. Como ya sabéis este curso llega a su fin, os quedan tan sólo dos semanas aquí dentro y agradecería que fueseis recogiendo ya las cosas un poco. Pero bueno, vamos a lo importante. Primero, desde la dirección de la academia queremos daros un pequeño premio por lo buenos alumnos que habéis sido, es por ello que el último día, tras el festival que haréis, hemos preparado una fiesta. Estaréis todos, podrán acudir vuestras familias y demás invitados al festival y estaremos todos los profesores también. —empezamos a aplaudir todos, emocionados por la noticia, incluido Álvaro que ya parecía más recuperado— Un momento que eso no es todo...

— Ah, ¿que hay más? —soltó Kiki.

— Si, mi niña si. Queda una sorpresa para esta noche.

— ¡Una película! —gritó Juanjo.

Those eyes|| OT2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora