Capítulo 4 || Paul

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Toque con suma fragilidad la última tecla del piano y suspiré. Aquel instrumento era mi mejor amigo ahí dentro, podía pasar las horas muertas en esa sala, aislado del mundo real.

Aquella discusión estúpida con mis compañeros seguía rondando en mi cabeza, igual que los consejos de las distintas profesoras con las que hablé, como Abril o Noemí. Le daba vueltas a cada minuto que pasaba, ya había hablado con ellos y no recibí casi respuesta.

Tan solo Juanjo, fuera de mis amigos de antes, se había acercado a mi para darme un abrazo tras sincerarme. Ruslana me pidió perdón mil veces, y Lucas otras tantas, pero claro, a ellos jamás se lo tendría en cuenta. El que más me dolió fue él, quizá esa noche confundí un acto de caridad con el inicio de una bonita relación. Aún recordaba su gesto de apoyo en la terraza cuando me abrí con él, como me alentó y como más tarde se lo agradecí con un abrazo.

Desde entonces no había cruzado palabra a solas con él, tan solo le seguía las coñas que tenía con su mejor amiga, por aquello de tratar de integrarme.

Sacudí la cabeza, apartando todos esos pensamientos de mi mente y comencé a tocar otra canción. Una que me sabia al dedillo, y que no era la primera vez que cantaba en aquella sala.

Las notas del piano comenzaron a reverberar por todo el lugar, y mi voz con ellas. Un sentimiento agrio me invadió, como llevaba haciendo días atrás, y eso me ayudo a transformar la canción en algo más personal de lo que debía.

En ese momento, la puerta se abrió y unos rizos acompañados de una mirada curiosa la atravesaron. Álvaro llevaba puesta una chaqueta marrón. No sé porqué me fije en aquel detalle estúpido, quizá fue porque le quedaba demasiado bien ese color. Me recordaba al otoño. Esa estación era mi favorita. De hecho, estar a su lado se sentía como una tarde de otoño.

No se cuando dejé de tocar y cantar, pero cuando se sentó, Álvaro comentó aquello.

— No quería interrumpir, puedes seguir, perdón.

— No, no interrumpías tranquilo. Ya dejo la sala, que llevo aquí toda la tarde.

— No venía a echarte, de hecho, venía a verte. He pasado varias veces por la cristalera antes, y te he visto solo, por eso venía a hacerte compañía.

— Oh...

No me esperaba aquel alegato. Ni mucho menos que no tuviese ningún problema en reconocer que venía a verme.

En un intento de disimular, volví a acariciar las teclas del piano, antes de hablar. No sé porqué, pero quise abrirme con él.

— Quizá me marche de aquí.

— ¿Qué?

— He pensado mucho y, igual esto no es para mí. Si me marcho, puede que encuentre mi lugar en otro lado.

— No te vas a marchar...

Note su voz algo apagada, incluso evitaba mirarme a la cara.

— Todo puede ser...

No dijo nada más, y yo tampoco tenía nada más que añadir, por lo que decidí volver a tocar la canción de antes. Pude notar sus ojos clavados en mí, y pude apreciar como jugaba con sus dedos de forma inconsciente.

Tan solo levante la vista de las teclas en una parte de la canción, y fue para mirarle a él. Sentía que aquella frase tenía más significado del esperado si era para aquel chico que me acompañaba.

Don't you know to much, already?
I'll only hurt you if you let me.
Call me friend but keep me closer
And I'll call you when the party's over.

Álvaro me miro de vuelta, como si no entendiese porque acababa de cantarle aquello a la cara. Yo tampoco sabía del todo porque lo hacía, pero aquellas semanas había sido el único que, sin darme cuenta, contaba conmigo en aquel lugar.

Si bien es cierto que su indiferencia ante mi valentía me arrugó un poco el corazón, él fue quien más demostró querer integrarme en la academia.

Terminé de tocar y me fijé en que las luces del resto de la academia se habían apagado. Volvíamos a estar solos en la penumbra, conmigo de bajón y él allí, sin más, tan solo porque quería estar conmigo. El chico de rizos pareció pensar exactamente igual que yo, porque lo dijo en voz alta.

— Parece que la noche nos resguarda siempre que estamos juntos.

— Si...

— Paul —levante la mirada y choqué con la suya— No quiero que te marches.

Lo decía con el semblante totalmente serio. Acercó su mano hacia la parte en la que yo me encontraba y por instinto yo entrelace la mía. No respondí, pero tampoco hizo falta.

No recuerdo cuanto tiempo más estuvimos allí, pero sí sé que no solté aquella mano en todo ese rato. Y que no tenía intención de hacerlo jamás.

🤍
No sé como de sin sentido es escribir este capítulo después del otro. Pero me apetecía escribir la escena de anoche. Aún así, espero que os guste.

<3

Those eyes|| OT2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora