Remember Me ||• Charlos •||

6. El decidió morir.

— Carlos, Carlos. — Nina dejó atrás a un muy confundido Sergio, queriendo detener a su hermano menor. — ¿De que hablas? ¿Que fue lo que dijiste? ¿Como es posible?

— Si, Fernando está vivo, fingió su muerte. — respondió, dejando ver el rencor en su voz. — Hice tanto por el, es una jodida idiotez.

— ¿Como lo sabes?

— ¿Lo viste?

Sergio y Nina preguntaron al mismo tiempo, completamente alterados y eufóricos por la noticia.

— Blanca me lo dijo, Max le salvó la vida según ella. — resopló. — Yo tengo que trabajar.

Carlos parecía no estar afectado, contrario a eso, se mostraba sin ninguna emoción, logrando conmosinarlos mas.

— ¿Trabajar? Debemos buscarlo, traerlo a casa. — mencionó, Sergio.

— ¿Eso quieres? Ve por él. — señaló. — Ambos vayan, pueden decirle a Lewis que los lleve, que los contacte con esa mujer y que ella les diga donde está, yo debo trabajar.

— Carlos, ¿como puedes ser tan insensible? Es nuestro hermano de quien hablamos. — el pecoso lo miró, mostrándose decepcionado por su actitud, esa era una gran noticia.

— ¿Insensible? Jodí mi vida para vengar su memoria, lo hice o estoy intentando hacerlo, al menos, atraparé a Jos y a Elena, les daré una jodida muerte cruel y con eso habré saldado la deuda. — los miró a los ojos. — Fernando decidió morir, decidió abandonarnos... El murió y así se quedará para mi.

— ¡Carlos! — regañó, Sergio.

— Dejame en paz. — respondió molesto. — Estoy tratando de traer de vuelta a tu hija, no tengo tiempo para perderlo con fantasmas.

— Hablemos... — Nina trató de interceder.

— No quiero que nadie me moleste, tengo asuntos que resolver. — ignoró su petición, entrando a su despacho.

— ¿Sabes por qué decidió morir Fernando? Debió ser porque se dio cuenta que somos un asco de familia. — le gritó el omega mayor. — De que eres un jodido mal líder y un terrible hermano.

— ¿Si? Seré una mierda, una basura asquerosa, lo que quieras. — lo miró, deteniéndose antes de entrar al despacho. — Pero yo me quedé, yo estuve aquí todo el maldito tiempo, yo cuidé de cada uno de ustedes, tanto como pude, yo no me fui.

Carlos no volvió a mirarlo, al contrario, cerró la puerta del despacho, poniendo seguro sobre ella, impidiendo entrar.

— ¡Algun dia tal vez dejes de ser un maldito cobarde! — gritó Sergio.

El alfa tomó una gran bocanada de aire, ignorando por completo sus gritos, yendo directo a su escritorio.

Mantuvo la calma o al menos así fue por algunos segundos, hasta que sus nervios lo traicionaron y gritó frustrado por todo.

Tensó la mandíbula, intentando contener su rabia, sin tener ningun éxito, pues pronto sus manos tomaron conciencia por si mismas, tomando cada lado del escritorio y lanzandolo por los aires.

Ese fue la cuspide de sus emociones al fin expuestas, su mascara se cayó y la rabia, el rencor, dieron paso a la libertad.

Carlos era como una bola de demolición, destrozando todo a su paso, intentando sacar todo de si mismo, intentando volver a ser él.

¿Por qué Fernando les había hecho aquello? El prometió jamás abandonarlo, prometió que estaría a su lado, lo hizo cuando lo sacó de aquel horrible lugar.

Por siempre y para siempre, había jurado con aquella frase, había jurado que se mantendrían juntos, que siempre estaría ahí para aplacar a la bestia, calmar al monstruo.

— Me encargaré de todo. — prometió, dándole una sonrisa. — Hermano, yo estaré siempre a tu lado.

Tal vez haber vivido tanto tiempo rodeado de mentiras lo había convertido en un mentiroso también.

Tomó la foto familiar, quebrando el marco en mil pedazos, haciendose algunos cortes en las manos, mirando a la hermosa mujer rubia sonreír en ella, abrazando a Fernando.

Tal vez no era su hijo, pero aprendieron a mentir igual.

Carlos no podía sacar de su mente ese pensamiento, no hasta que notó un sobre, ahi tirado en el suelo, como si se hubiese caído cuando rompió el escritorio.

No tenia nada sobre él, solo una C escrita al frente y Carlos lo supo, no estaba ahí antes, no era suyo, pero si para él.

Sabía de quien era, por Dios que así era, esa simple letra escrita en él, con ella lo supo.

Lo tomó, manchadolo de sangre, mientras lo abría con rapidez, tao vez podrían ser noticias de Hannah, tal vez podría querer negociar con él y por supuesto que lo haría, iba a recuperarla de cualquier manera.

Lo primero que vio al abrirlo fue una serie de fotografías y tal como lo esperó, eran de su sobrina, aunque todas coincidían en el mismo escenario, la pequeña sonriendo, siempre en el mismo lugar, incluso algunas veces con la misma ropa, solo cambiaba su cara, podía ver cuando había crecido en ese par de años.

Inevitablemente una sonrisa apareció en su rostro cuando observó una de las fotografías, era ella, mostrando un diente que se le había caído.

No pudo negar que lo alivió saber que la pequeña no mostraba signos de maltrato, al menos no visibles, aunque aun quería traerla de vuelta.

Noto como un sobre mas pequeño estaba también ahí y lo tomó, abriéndolo de inmediato.

“Hola, mi querido hijo:

Tengo que comenzar por decirte cuanto te he extrañado, querido, mas de lo que crees, los he extrañado a todos en realidad, al igual que Hannah.

Pero claro, no te envíe esto para hablar de cuanto nos queremos, sino para hablar de negocios.

Hannah creció mucho estos años, ahora es una niña grande y fuerte, pero sigue extrañando a su padre, así que pensé, tal vez es momento de negociar.

Si estas interesado, llama al numero que hay en el sobre, si no... Lo entenderé.

Por cierto, como muestra de mi buena fe, dejé para ti alguna información, está en el mismo sobre.

Tengo que darte mi sentido pésame, se que debe ser difícil lo que estas pasando, perder a un compañero es doloroso, pero perder también algo mas... Imagino cuan destrozado estas.

Te ama, tu madre.”

Carlos tomó rápidamente el siguiente sobre, notando que era un análisis sobre una muestra de sangre.

Comenzó a leer, sintiendo como nuevamente el aire se atascaba en sus pulmones y sus piernas fallaban, así como su corazón amenazaba con detenerse.

No, no podía ser, no, aquello no.

¡Gracias por leer!♥

Los amo, besos 🏎✨