Sanji pasó de una relación encantadora a sumergirse en los vaivenes de una conexión violenta y controladora. Su personalidad, alguna vez vibrante, se desdibujó, dejando tras de sí a un chico obediente.
Zoro, investigador de una Unidad Especial en Ok...
❝ Me levantó, me lastimó, pero se sintió como amor verdaderome enseñó que amarlo nunca fue suficiente con su ultraviolencia❞
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Los gritos resonaban con intensidad, sumiendo al rubio en una reflexión dolorosa. Lágrimas surcaban de sus mejillas mientras mantenía la cabeza baja, preguntándose cómo habían llegado a este punto. En medio de otro ataque de celos, distorsionaba la realidad, acusando a Sanji de acciones que nunca ocurrieron. Desde que Ace D. Portgas se involucró en su vida, la relación que alguna vez fue estable, hermosa y fugaz se convirtió en un tormento, marcada por violencia física y sufrimiento.
El rubio, aunque conservaba su amabilidad, había experimentado una metamorfosis. Su antigua personalidad se desvaneció como agua entre los dedos, cortando lazos con amigos debido a las constantes peleas.
—¿Me escuchas, estúpido?— le gritó el pecoso mientras tiraba del cabello de Sanji, obligándolo a enfrentar la furia en sus ojos.—Tu actitud despreocupada y desvergonzada está agotando mi paciencia—. Ace sujetaba el cabello del rubio con tanta fuerza que parecía querer arrancarlo.
—Me estás lastimando, por favor...— suplicó Sanji—Te estoy diciendo que no estaba coqueteando, solo es un compañero...
—Mentiras—se acercó a su rostro—, Sanji, sabes que no tolero que seas un mentiroso. ¿Crees que puedes engañarme una y otra vez?
El rubio sintió el agudo dolor cuando su mejilla ardía por los puñetazos continuos. Trató de cubrirse, pero era inútil. Luchó por liberarse, pero al lograrlo, corrió tan rápido como sus piernas le permitieron, solo para ser detenido y arrojado contra la puerta.
—¿A dónde crees que vas, desgraciado? — se burló con una sonrisa mordaz—, Voy a enseñarte que no puedes volver a hacerme esto, coquetear frente a mis ojos. Nunca pudiste controlar ese impulso de ofrecerte a todos—. Se acercó a su oreja y susurró—:Voy a enseñarte modales, pequeño idiota
Una bofetada resonó en su mejilla y su camisa fue brutalmente arrancada, dejando al descubierto la crueldad que se avecinaba.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.