Güerito 2: un ranchero en la ciudad.

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Estaba vuelto loco, definitivamente la organización de eventos no era lo suyo, ahora entendía porque Hoseok no le pidió ayuda para la boda de su mamá a diferencia de mark.

–Jungkook deja de disociar y ayúdame a quitarle el mantel a tu cabra– se quejaba Jackson luchando contra el animal que masticaba lentamente la tela que sería el mantel para el picnic.

–Vicente no es mío, es de tu hermano–corrigió acariciando la cabecita de la cabra, quien inmediatamente soltó el mantel, provocando que el omega mayor se fuera para atrás, cayendo en el piso.

–como sea, solo tenemos que esperar a que Felix llegue para poder hacer los cupcakes–dijo el castaño levantándose del suelo y doblando la tela para ponerla dentro de una bonita canasta que había comprado solo por la ocasión.

–¿No puedes hacerlos tú?–preguntó el azabache mirando su reloj, el omega de cabellitos platinados llevaba veinte minutos de retraso.

– puedo hacerlos siempre y cuando estes dispuesto a encargarte de los gastos médicos de todos por contraer salmonela, siempre me queda crudo–explicó el omega con tono de burla, recargándose en la encimera de la cocina de su departamento.

El timbre sonó y Jungkook casi corrió a la puerta, no podían perder más tiempo, si era Felix detrás de la puerta debía ponerse a hornear de inmediato.

Abrió la puerta y no esperó ver a otro omega con expresión seria acompañando al pecoso omega, pero aún así los dejó pasar, tendría tiempo para preguntas después.

–que bueno que llegas Felix, sólo faltan los cupcakes–dijo Jackson mirando sonriente al omega, quien dejaba su mochila en una de las sillas. –Hola Minho.

–perdón por la hora, había mucho tráfico– explicó el de hebras plateadas poniéndole un delantal a su inexpresivo hermano, que al parecer iba a ayudar con la preparación.

–no te preocupes, te cité hora y media antes de lo que debería para ajustar con el tiempo– dijo el omega mayor con una sonrisa encantadora.

–me dijiste que solo quedaba media hora para que tuviéramos que irnos al lugar– dijo el único alfa.

–bueno es que eres alfa, tu planeación con los tiempos seguro no es la mejor–explicó el castaño haciendo un gesto con su mano, restándole importancia.

–no puede ser– el azabache se sentó en una de las sillas y sobó su puente nasal con sus dedos. Esa familia iba a hacer que envejeciera más pronto de tanto estrés que le estaban causando.