Cap.16: ¡Ashton protégela!

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Dirijo mis ojos a Ashton, el solo está mirando la escena, solo cuando las puertas de cristal se hacen añicos a causa de las balas, y el hierro que la bloqueaba cae al suelo, se digna a cambiar la dirección de su mirada.

Jack entra seguido de unos cuantos chicos, el inspecciona la habitación y primero encuentra a Ashton que le hace señas de que se encuentra bien. Y después sus ojos barren de nuevo la estancia. Cuando me ve se tensa de inmediato y quiero gritar su nombre pero un tirón en el cuello me lo impide cuando el rubio tira mi cuerpo hacia el suyo y comienza a retroceder, para sacarnos por la puerta trasera.

Veo a Jack gritar que a los nuestros que no disparen hacia donde me encuentro y a Ashton intentar salir cojeando dispuesto a seguirnos, pero no puedo dejar que haga eso, por lo que niego con la cabeza mis ojos vuelan hacia el pequeño probador.

Los hombres que le disparaban ahora distraídos mientras varios de nuestros hombres tratan de alcanzarlos, y es el tiene que protegerla.

Aun así la trata de alcanzarnos, pero yo no puedo evitar negar más fuerte.

-¡No! ¡Ashton protégela! ¡Ella no puede defenderse...!

No puedo seguir porque mi respiración se corte durante un momento, no sé si la razón es que uno de los guardaespaldas del rubio está registrando los probadores, porque el chico ahora presiona el arma con mucha más fuerza sobre mi cabeza, o por el brazo que aprieta con cada vez más fuerza mi garganta.

-¡Cállate!

El grito perfora mis oídos pero el sonido de las puertas de los probadores al chocar con la pared de estos, una tras otra provoca que por mi mente solo pase la idea de ella herida, de ese hombre encontrándola y llevándosela con él.

-¡Ada! ¡No!

Ese es mi último intento desesperado para evitar que eso pase. Pero no puedo gritar mas porque un golpe en mi cabeza hace que todo se torne negro de un momento a otro y las palabras queden atascadas en mi garganta. Mis piernas pierden fuerza y ya no pueden sujetar mi cuerpo.

Un disparo mas, una ráfaga de aire cerca de mi cabeza, son lo último que siento antes de la sensación de estar cayendo al vacio; pero no es el suelo bajo mi cuerpo lo que siento, sino unos brazos y el calor de otro cuerpo contra el mío, un olor que no reconozco pero que hace que todos los músculos, agarrotados y tensos, se relajen poco a poco, y que a pesar de las voces que desde lejos parecen gritar mi nombre y los molestos golpes que se escuchan, el cansancio acumulado y el repentino sentimiento de confort me inunde por completo dejándome ir.


Poco a poco, empiezo a ser consciente de mi cuerpo, de lo que me rodea, de la mano, que sujeta la mía, de la chaqueta que cubre mis hombros y del peso sobre mi regazo. De que no me encuentro en mi habitación, de que el fluorescente del techo parpadea ligeramente, y da demasiada luz, que definitivamente me molesta y me hace girar mi cabeza mientras cierro los ojos y trato de acurrucarme más aprovechando el calor que me da la prenda que me cubre y aspirando el olor que desprende, haciendo, que poco a poco mi cuerpo se desperece. Y yo comience a recordar.

Los reflejos de las lentejuelas cosidas al vestido, que no dejan de girar mientras la niña rubia que lo viste ríe y arrastra una mano más grande enganchada a la suya.

Ada.

La tienda de fiesta, el vestido negro, la madera fría del probador contra mi espalda al descubierto, y sus ojos tan cerca de los míos, el tacto de los dedos de su mano contra mi mejilla. Su mirada.

Ashton.

Los disparos, su aliento en mi cuello, los escalofríos y las nauseas, el frio del cañón, y su brazo contra mi garganta.

El muchacho del callejón.

Los cristales de la puerta, el sonido de un hierro caer contra las baldosas, los gritos y la mirada preocupada.

Jack.

Los probadores... y el hombre que los revisaba.

Y de repente todo mi cuerpo se tensa cuando todo lo ocurrido vuelve a mí, y mis ojos se abren por inercia.

Pero no es la tienda destrozada lo que alcanzo a ver cuando los obro, sino la sala blanca que me rodea y la camilla en la que estoy acostada.

El tacto en mi mano se hace mas real y bajo la vista para cerciorarme de que la aquella otra mano sigue enganchada con la mía, la misma que una vez entrelazo sus dedos con los míos brindándome coraje para enfrentar a Clain y la misma que había tapado mi boca hacia unas horas.

Subo un poco la vista y puedo ver la cabeza de Ashton acostada sobre mi regazo, mientras duerme, y aunque sus facciones están relajadas, su agarre es firme, como si de alguna manera, al igual que aquella vez en el despacho, intentara protegerme y no dejarme ir.

Paso los dedos de mi mano libre por su cabello castaño un poco más claro que el mío, despeinándolo y volviendo a peinarlo, repitiendo la acción mientras desfruto del calor que su cuerpo, sentado sobre la silla de metal, me brinda y observo su rostro apoyado sobre mi regazo mientras mi mente deja cualquier tarea para centrarse únicamente en el chico que duerme en frente de mi.

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vale, aquí esta el siguiente capitulo. como sabéis tuve un pequeño problema con Word, pero volví ha escribir los capítulos y para mi sorpresa creo que me quedaron mejor.

ahora la noticia menos buena. este domingo tengo que coger un avión y no podre escribir durante un mes entero, asique intentare subir todo lo que pueda hasta entonces para compensarlo.

ya tengo terminado el siguiente capitulo pero me falta revisarlo, asique mañana por la mañana espero poder subirlo. no me gustaría ponerle el nombre de "maratón" a todo lo que voy a subir seguido ahora por el hecho de que la idea de tener que escribir por obligación me estresa y me desagrada, asique si que será algo parecido pero no aseguro que valla a poder escribir un numero de capítulos en un tiempo concreto. todo depende de mi inspiración.

bueno en concreto este capitulo y el siguiente me gustan bastante y espero que ha vosotros también.

Angy xx

Broken soulsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora