Cap. 2: Conocimiento.

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— ¡¿CÓMO MIERDA QUIERES QUE ME CALME?! — tuve que alejar el móvil de mi oreja para poder evitar quedarme sordo. —

Ya estaba en el tren, rumbo a mi trabajo. No faltaban muchas estaciones para bajarme. Y hace unos diez minutos que llevo conversando con mi jefe. Que... Si, está muy enojado.

No me habia dado cuenta antes de que ya casi habia pasado media hora desde que James y yo follamos. No solamente estaba caliente, sino que James estaba desesperado. No se porqué siempre se pone asi. Supongo que le debe de gustar muchísimo mi culo como para dar tan fuertes embestidas.

— Ya te lo dije, Miguel, estoy ahora... Tres estaciones de llegar. Lamento en serio el retraso. — dije al volver a poner el móvil en mi oreja, esperando a que el mapache se calme. —

Cosa que podia escuchar por como respira que le está costando. Por más que sea adicto al sexo, tengo que ser responsable de mis acciones.

Aiden... Realmente no sé a veces como lidiar contigo. — fueron sus palabras tras poder calmarse. Aunque sí seguía teniendo un tono molesto conmigo. — El chico nuevo te lleva esperando veinte minutos. ¡Puedo sentir que se está incomodando por como le andan comiendo con la mirada!

Okey... Eso sí es un grave problema. Pero ¿por qué le están comiendo con la mirada? Tengo entendido que ahora mismo, no habría bailarines ni camareros en la discoteca. ¿Serán los de limpieza, acaso?

— Bueno... Véalo como un pequeño entrenamiento para el nuevo. — afirmé, esperando con ello levantarle el ánimo. — Si quiere ser bailarín, tendrá que acostumbrarse a las miradas deseosas.

Esperaba no recibir algún tipo de grito o incluso un reproche. Pero nada, solo se quedó callado unos segundos antes de soltar un suspiro.

Realmente tengo el deseo de que eso sea mejor en la noche, y no ahora teniendo a limpieza yendo y viniendo. — asi que realmente estaban los de limpieza. Esos sí que no son nada discretos. — Será mejor que te apresures. Te esperaré en la oficina junto al chico nuevo. Debe de estar por matar a alguno si sigue ahí afuera.

— Si, si. Le diré personalmente al conductor que me lleve lo más rápido posible. —

¡Sin follar! No quiero que llegues más tarde de lo que ya lo estás haciendo. —

Iba a responder, pero justo cortó la llamada. Un suspiro sale de mi hocico, mientras bloqueaba el móvil y lo guardaba en mi bolsillo. Dios, a veces puede ser un fastidio, pero entiendo bien el porqué de su carácter. Es de los pocos animales que se preocupa por sus trabajadores. Más en este tipo de trabajo donde se exhiben los cuerpos de los empleados para tener dinero.

— Ay Miguel... Sino fueras porque eres buen jefe, a pesar de tu carácter, te mandaría a la mierda. —

Los altavoces del metro se activan, indicando el nombre de la siguiente parada. Por suerte, es justo la mía.

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El caminar por las calles de Madrid a veces suele ser pesado. Muchos animales yendo y viniendo casi todo el día. Para un animal criado en un pequeño pueblo, o incluso en el campo, podría ser muy agobiante. Cosa que, no es mi caso. Con el tiempo te acostumbras.

La discoteca por suerte no quedaba muy lejos de la estación. Por lo que, caminando unos cinco o seis minutos, llegaba con tranquilidad.

Al estar en frente del establecimiento, podia observar las luces de neón apagadas, colgado fuera del pequeño edificio discreto: “Lust Kingdom". A pesar de que por fuera se vea pequeño, por dentro es bastante enorme.

"Addiction"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora