"Addiction"

Cap. 1: Adicción.

Un laaargo suspiro salió de mi hocico cuando pude estirar mi cuerpo hacia arriba al levantar los brazos. Realmente necesitaba hacerlo, un poco más y sentía que se me dormían.

Al menos ya pude quitar un poco el sueño que mi cuerpo estaba teniendo. Aunque la pereza sigue estando presente en mi organismo, no era mucho en comparación a hace unos momentos. Lo malo, es que no me pude levantar como deseaba al sentir unos brazos rodeando mi cintura.

Al girar mi cabeza, pude notar el cuerpo de la hiena que duerme a mi lado. Con sus ojos cerrados, hocico medio abierto dejando un pequeño hilo de saliva que salga de este, y moje la almohada, mientras su brazo musculoso y trabajado se mantiene estirado, apoyado sobre mi cintura. Su espalda, fornida y marcada, tiene un par de pequeñas marcas que se notan por la ausencia de pelaje debido a mis garras.

Casi le daba un pequeño golpe en su cabeza, sino fuese porque recordé que fui yo el que hizo que esta situación acabe asi. Y la verdad, no me arrepiento de nada.

Me llamo Aiden MacLight, una pantera negra de 29 años con un grave problema de adicción: soy ninfómano. Osea, soy adicto al sexo.

La hiena a mi lado no es mi pareja. Es mi amigo con derecho. En principio, fue solo una amistad entre colegas que se conocieron en un bar. Con el tiempo, acabamos transformando la amistad en esto que sucede ahora. Una de las mejores decisiones de mi vida. Aunque claro, si alguno empieza a sentir algo por el otro, asi como si alguno consigue pareja, esto se acaba. Y se acaba de manera definitiva para no arruinar nuestra amistad. Soy muy serio con respecto a mis límites.

James, el nombre de mi amigo hiena, anoche recibió una promoción de su trabajo que esperaba por muchísimo tiempo: un ascenso a gerente del departamento de Recursos Humanos de su empresa como una pequeña sorpresa en la festividad de Año Nuevo. Bebió un poco con sus amigos, y me escribió para escoltarlo a su casa. Para no accidentarse por conducir intoxicado. Al llegar, una cosa llegó a la otra, y terminamos en su cama. Tres rondas de sexo intenso con una hiena con alcohol en sangre, simboliza una noche donde tus piernas quedan inútiles hasta cuatro días (si nos ponemos exagerados).

Aún así, me alegró mucho saber su avance. Ha querido tener esa promoción desde que ha entrado en la empresa hace cuatro años.

Con cuidado de no despertarlo, le moví su brazo para dejarlo a un costado, y asi salir de la cama para ir al baño. Pude sentir que mis piernas estaban medio entumecidas aún, pero al menos me dejaban caminar. Tiene sus ventajas acostumbrarse a la polla de alguien quien te revienta el culo casi a diario.

Fui hacia el baño, tratando de no tambalear mucho asi como tratando de hacer que los restos de semen que salen de mi culo no se caigan y mojen el suelo. No se como hace para tener tanto semen en cada descarga. Es como si fuese una máquina. Una que podría haberme dejado embarazado a la primera de quintillizos si fuese un Omega.

Al llegar al baño, enciendo a luz y me fijo en el espejo un momento, notando de primera mano las marcas de chupetones bajo mi negro grisáceo pelaje de pantera, asi como mordidas y un par de rasguños a lo largo de mi cuerpo musculado y cuidadosamente marcado. Tanto mis pechos como abdominales. En mis pectorales, se pueden apreciar la marca de pequeños dientes alrededor de los puntos negros que simbolizan mis pezones. Esta hiena sí que le encanta mis pezones.

Aparte de mi cuerpo musculado y brazos bien formados, me fijo mejor en mi rostro, notando ligeras ojeras bajo mis ojos verde agua. Odio admitirlo, pero estos dias he estado durmiendo muy poco pese a que duermo prácticamente todo el día y parte de la tarde (cuando estoy muy cansado). No tengo que dejarme llevar mucho. Mi adicción debe ser controlada. Pero luego viene un macho grande, con un aroma que me deja sin hablar y... Ahí se complica todo.