Cap. Extra + Curiosidades.

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Desde que tengo memoria, mi vida ha sido dentro de lo que cabe buena. Lo único malo que tenía, era mi toma de decisiones.

Mi familia me apoyaba hasta cierto punto, mis amigos me acompañaban en todo momento en lo que hacía. ¿Mi vida amorosa? Pues... Era casi inexistente. Al ser una pantera homosexual como yo, Brian Gribaudo, con un cuerpo esculpido por las horas de gimnasio y entrenamiento constante desde temprana edad, uno espera que tendría una vida amorosa sumamente gratificante.

Pero la realidad, era totalmente diferente.

Hace unos siete meses atrás, creí estar teniendo algo con alguien. Pero resulta ser, que solo era un oportunista. Tenia otros tres machos detrás de el. Conmigo eramos cuatro, y como un tonto me dejé caer en su red de mentiras. Ese toro recibió su merecido: quedó sin hogar y sin gente con la quien contar. Sin mencionar que un par de órdenes de restricción de otro macho y mío.

He perdido la cantidad de veces que el idiota ha creado cuentas falsas de instagram para suplicar por mi perdón. Ya conocía de por si a mucha gente que era la definición de basura animal. ¿Ese toro? No había forma de terminar de explicar lo mierda que es. Pero, al parecer aprendió que no iba a dar brazo a torcer. Se aprovechó de mi amabilidad y mi interés en el. Cosa que, fue su error.

Siempre odié a las personas que piensan que porque uno es amable, somos ingenuos.

Mi respuesta fue siempre la misma: “que ame la paz no significa que le tenga miedo a la guerra”. Ese toro lo supo muy bien. Además de un par de animales en el pasado.

Lamentablemente en el tiempo que había echado a ese toro de mi vida, estaba buscando trabajo. El bar donde trabajaba fue cerrado por el ayuntamiento de la ciudad. No cumplía con el código de salubridad. Sin mencionar el poco trato del jefe con sus empleados. Al ser un bar abierto gracias al ayuntamiento, este mismo lo cerró cuando se supo toda la verdad.

Claramente, para los pocos empleados que había, nos hicieron a cada uno el paro por desempleo. Y el ex jefe, encarcelado por un par de años. Porque además de los motivos mencionados, también tenía un par de deudas que se rehusaba a pagar. Por tacaño.

Fueron tres semanas duras de busqueda intensa de trabajo. Hasta que acabé en “Lust Kingdom”, uno de los bares y discotecas homosexuales del centro de Madrid por ser popular por sus servicios especiales a los clientes. Un conocido mío hizo llegar mi CV hacia el dueño de la discoteca, y este me llamó.

Fue una agradable entrevista con el señor Miguel. Se nota que, a pesar de estar en un bar donde algunos de sus empleados ofrecen su cuerpo para ganar dinero extra, es un animal que sabe como lo quiere hacer. No dudó en contratarme por mi apariencia, y mi experiencia sirviendo tragos. Pero... Tuve que aceptar a regañadientes el ser bailarín, pero no quería ofrecer mi cuerpo para sesiones privadas.

Aunque haya pasado ya un par de años, a veces todavía ese impulso de dejarme llevar por el calor de un cuerpo ajeno para hacerlo mío luego de darle un show que seguramente quedará en su inconsciente de manera tan profunda, que si llega a tener un novio o novia ese animal, pensará en ese momento para poder excitarse.

Es soberbio de mi parte, lo sé. Pero esa soberbia fue alimentada por amantes pasados. No recuerdo a ninguno que me haya dicho una queja o que no le gustó como les rompía el culo.

Miguel al parecer entendió que no deseaba dar bailes privados ni servicios VIP. No le dije que no era porque en el pasado, fui adicto al sexo y estaba recuperado, asi como que no quería caer de nuevo en ese pozo que, seguramente tendré un lugar reservado en el Círculo de la Lujuria. Simplemente le dije que no me sentía cómodo haciéndolo.

Agradezco que Miguel sea de los jefes que respeta los deseos de sus empleados.

Pero... Todo cambió cuando, sin siquiera esperar, sin siquiera tener una advertencia de lo que sería mi recaída a la adicción... Cruzó la puerta de aquella oficina.

"Addiction"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora