31 - El Campillo

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Al día siguiente me desperté abrazada a mi chico, pero esta vez en un sitio completamente diferente.

Anoche llegamos bastante tarde al pueblo de Gavi, El Campillo. Como Fermín también era de aquí había decidido quedarse y volver con nosotros el domingo a Barcelona.

Hoy habíamos quedado para comer con su hermana y su grupo de amigos, a ellos no los conocía, pero con la hermana me llevaba bastante bien y el hecho de que también estuviese Fermín me relajaba bastante.

- Buenos días rubia.

Escuché un murmullo que me sacó de mis pensamientos, y unos brazos apretándome todo el cuerpo.

Sonreí.

- Buenos días, mi amor.

Eran ya las 12 del mediodía, se nos habían pegado las sábanas.

- ¿Te duchas tú o me ducho yo?
- Nos duchamos juntos - dije con sonrisa pícara.

Gavi se mordió el labio inferior y atacó mi boca, manoseándome todo el culo por debajo de la tela del pijama.

- ¿No nos escucharán?
- Tranquila, como mucho está mi hermana pero su habitación está en el piso de abajo - aseguró.

Volvió a besarme con más intensidad, sabía que siempre se levantaba con bastantes ganas y estaba dispuesta a darle el gusto.

Me quité el pijama y fui a la ducha, con él detrás.

Encendí el agua y no dudó en acorralarme entre la pared y su cuerpo, y en un movimiento rápido enrolló mis piernas en su cintura para entrar conmigo a la bañera.

- Me encantas - balbuceó.

Se lanzó a mi cuello, besándolo y dándole mordiscos que me hacían calentarme más aún, mientras que su erección chocaba contra mis partes.

- Pablo por favor... - rogué.
- ¿Qué te pasa rubia? - dijo con una sonrisa de lado.

Le encantaba hacerme sufrir.

Bajó una de sus manos y empezó a masajearme el clítorix mientras me entraba 1 y 2 dedos.

Estaba loca por él.

- ¿No te pasa nada entonces? - dijo aumentando el ritmo.
- Te odio.

Al escuchar eso sonrió más, me dejó en el suelo y me dio un azote en el culo mientras sus otros dedos seguían en mi interior.

Bajé mi mano a su longitud, era mi turno de que él sufriese un poco.

La moví unas veces y luego me puse de rodillas, metiendo solo la puntita en mi boca.

- Ona...

Succioné y besé antes de introducirmela entera en la boca, mientras que él me agarraba del pelo y me ayudaba con el ritmo.

- Ven pacá' - dijo.

Me subió y tras jugar un poco en mi entrada, la metió de una sola estocada mientras absorbía mis pezones.

Sabía cómo hacer que llegase al clímax en segundos.

Me estuvo penetrando varias veces más, hasta que sintió que mis paredes se apretaban contra él y aumentó el ritmo para llegar los dos a la vez al orgasmo.

Y así fue.

Cada polvo con Pablo era superior.

- Dios santo - suspiré.
- Diosa eres tú - dijo - lo de santa no tanto.

Ambos soltamos una carcajada y terminamos de ducharnos.

- ¿Gavi? - su hermana nos llamó desde el otro lado de la puerta - ¡espero que estéis listos, hemos quedado en 10 minutos!
- Hostias - murmuró Gavi mirándome - ¡sí Aurora! - gritó.

GANAS DE TI - GAVI (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora